La promesa de Río de Janeiro es tentadora. Copacabana es demasiado melódico como para resistirse a su encanto, y no sólo es la promesa de la folletería turística, sino de cada uno de los brasileños que este chilango ha conocido a lo largo de la costa atlántica.
La referencia desde las amplias arenas de Santos, pasando por la caótica y laberíntica Sao Paulo, o la chubascosa y siempre rodeada de impresionantes dunas Natal. Y ni hablar de la espléndida Playa Iracema de Fortaleza, con todo y su paradisíaca,Cumbucu. Antes, claro, recordar que Recife y su Marco Zero y mar esmeralda enamora al más exigente, y ni hablar del baile. La fiesta, en Natal es para dislocar las caderas, y aún después de todo eso, la gente exalta la belleza y bullicio de Río.
Pan de azúcar, el teleférico, echar una cascarita internacional en sus playas, dejarse envolver por su interminable fiesta. Demasiadas cosas para paladear, imaginar e idealizar nos separan dela promesa de Río.
Y es que con tanto turista suelto fácil no será llegar, más con los miles de mexicanos que por todos los aeropuertos posibles quieren escapar de Brasil, que ya sin el Tri, para muchos, no tiene el mismo sabor para ir y venir.
No será un trayecto rápido. Primero habrá que tomar rumbo a Sao Paulo En uno de esos locos,viajes de dos escalas una conexión que tanto se estiman por estos lugares. Da igual la compañía pata viajar que se escoja: Azul, TAM, Gol, cual central camionera, la escalas y conexiones abundan en sus trayectos,con viajes que bien pueden durar toda la noche.
El de este,chilango no es diferente, parte de Fortaleza a las dos de la mañana y para cuando,usted tenga estas lineas en su 24 Horas junto al café de la mañana, ya estaré buscando un ómnibus hacia las playas de Copacabana, porque los vuelos están copados para llegar a la promesa de la fiesta total.
El autobús se llevará. Sus siete horas en llegar, me parece justo el sacrificio, playas, paisajes, fiesta y todo lo platicado lo vale, más si en un arribo de crepúsculo, junto al run, run del motor de un autobús se vislumbra Pan de azúcar, con la promesa de los hermano. Brasileños de que no hay nada mejor.