Uno de los últimos herederos del poder criminal que por años consolidó La Familia Michoacana en el país fue detenido por elementos de fuerzas especiales de la Marina. Se trata de José María Chávez Magaña, alias El Pony, de 50 años de edad, sospechoso de múltiples extorsiones, secuestros y homicidios.

 

 

La detención, que se consiguió sin efectuar un solo disparo, ocurrió la noche del martes pasado en Pénjamo, Guanajuato. Hasta el cierre de esta edición, el sospechoso aun declaraba en la Subprocuraduría Especializada en investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO).
Manteniendo un perfil relativamente discreto, pero altamente operativo, es como Chávez Magaña se consolidó en el mundo del hampa durante la década pasada, bajo el cobijo del otrora poderoso cártel de La Familia.
Antes de ingresar formalmente al cártel, El Pony ya tenía antecedentes criminales. En la década de los noventa fue detenido en California por tráfico de marihuana y en el 2007 se escapó del penal de Zitácuaro, Michoacán.
El Pony (alias que mezcla su afición por los caballos con su baja estatura) trabajó fundamentalmente bajo las órdenes de Jesús Méndez Vargas, El Chango Méndez, líder de La Familia, quien le encargó primero administrar la plaza de Apatzingán.
Ya con la confianza del capo, El Pony fue asignado a principios del 2010 al área de la Costa grande en Guerrero, donde se encargó de la instalación de múltiples laboratorios de droga sintética.
Posteriormente, fue movilizado a la zona de Ecatepec para encabezar la expansión de La Familia en el oriente del Valle de México, y diversificar sus actividades criminales hacia la extorsión, el secuestro, la tala clandestina, y por supuesto el tráfico de drogas.

 

 

Jefe en decadencia

Tras la captura de Méndez Vargas y la posterior división de La Familia con Los Caballeros Templarios en el 2011, se rompieron los contactos que tenía el cártel entre sus estructuras de Michoacán y el Estado de México.
En ese contexto, Chávez Magaña mantuvo su posición operativa pero ahora bajo las órdenes de Pablo Jaimes Castrejón, alias La Marrana, quien le encargó emprender una campaña violenta en contra de bandas antagónicas que intentaban apoderarse de las rutas y plazas para la distribución de drogas.
Se sospecha que siguiendo las órdenes de La Marrana, Chávez Magaña participó en varias ejecuciones como la de ocho agentes ministeriales mexiquenses.
En agosto del año pasado La Marrana y dos de sus escoltas murieron en un enfrentamiento con elementos del Ejército Mexicano en el municipio de Luvianos, corazón de la región de tierra caliente en el Estado de México.
Tras este hecho El Pony heredó el poder de La Familia Michoacana pero con una fuerza operativa limitada, golpeada entre otras cosas por los operativos federales, así como por la presencia de grupos rivales que fueron cobrando fuerza, como el de Guerreros Unidos.
Se cree que ante el temor de posibles traiciones, Chávez Magaña ordenó la ejecución de algunos de sus colaboradores cercanos lo que continuó menguando su capacidad de dirección.

 

 

Doble orden de captura

Ayer por la noche el comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, informó que José María Chávez Magaña, originario de Tepalcatepec, Michoacán, contaba con dos órdenes de aprehensión solicitadas por la Procuraduría General de la República (PGR) por delitos como extorsión, homicidio, violación a la ley federal de armas de fuego, y contra la salud.
Explicó que su captura se logró a partir de trabajos de inteligencia que permitieron, primero, ubicar a uno de sus cómplices de nombre Homero Aguilar Jaimes en la zona centro de Pénjamo, Guanajuato.
La movilización militar llamo la atención de medios locales quienes reportaron la presencia de decenas de elementos de la marina y también del Ejército, los cuales catearon un hotel y varios inmuebles en calles como Allende, Doblado y Ocampo.
Rubido agregó que una vez confirmados los datos con la primera captura, se continuó con el seguimiento de líneas de investigación que permitieron finalmente la detención de El Pony en el rancho conocido como La Mitad de la Noria, sin que se efectuará un solo disparo.