PARÍS. En la capital global de la política ocurrió un sismo: la posible caída del expresidente Nicolas Sarkozy en su intento de regresar al Palacio del Elíseo, casa presidencial. El anuncio de la fiscalía a la prensa llegó en un comunicado después de que Sarkozy pasara quince horas declarando como detenido ante la policía y otras tres horas ante los jueces, a las afueras de París, medida inédita para un exjefe de Estado francés.
El delito por tráfico de influencias, según el código penal francés, puede acarrear una pena de hasta de diez años de prisión y 150 mil euros (2.7 millones de pesos) de multa.
Además, la condena puede suspender algunos derechos civiles.
En el mismo caso, que investiga si Sarkozy y su entorno crearon una red de informadores que les mantenía al tanto de la evolución de los procesos judiciales que amenazan al político conservador, también han sido imputados su abogado, Thierry Herzog, y un alto magistrado del Tribunal de Casación, Gilbert Azibert.
Herzog, un prestigioso abogado parisino, fue inculpado por violación del secreto profesional, encubrimiento de este delito, corrupción activa y tráfico de influencias, informó a la AFP una fuente judicial.
Por su parte, Azibert está inculpado por encubrimiento de violación del secreto profesional, tráfico de influencias pasiva y corrupción pasiva.
Los tres tuvieron que declarar ante la policía judicial en calidad de detenidos, un estatuto que ofrece la asistencia de un letrado, derecho al que renunció Sarkozy, abogado de profesión.
Los investigadores, que grabaron conversaciones telefónicas de Sarkozy y de algunos de sus ministros más cercanos, sospechan que su abogado recababa información de consejeros del Tribunal, es decir, la justicia trata de determinar si Sarkozy, a través de Thierry Herzog, trató de obtener informaciones encubiertas por el secreto en una decisión esperada del Tribunal Supremo en el caso Betancourt.
Además, en el marco de una investigación iniciada el 26 de febrero pasado, los investigadores quieren averiguar si Sarkozy fue informado ilegalmente de que la justicia había autorizado someter a escucha sus conversaciones telefónicas.
Azibert, supuestamente le informaba de los avances en la investigación sobre presunta la financiación ilegal de la campaña que llevó al Palacio del Elíseo en 2007.
Según esa teoría, el defensor de Sarkozy prometió como contrapartida a Azibert que el expresidente le ayudaría en su demanda de conseguir un puesto que buscaba en la administración de Mónaco, que nunca obtuvo.
Sin embargo, la defensa del letrado Herzog sostiene que esas escuchas son ilegales por violar el derecho a la confidencialidad entre abogado y cliente y no entran en el contenido de las mismas.
“Thierry Herzog es libre. Sigue siendo el abogado de Nicolas Sarkozy, no le afecta ninguna prohibición”, dijo a la prensa Paul-Albert Iweins, defensor de quien habitualmente ejerce de abogado de Sarkozy y que ahora comparte imputación con el expresidente.
Uno de los elementos que pusieron en alerta a los jueces que llevan la instrucción fue el hecho de que Sarkozy abriera -bajo el pseudónimo de Paul Bismuth- una segunda línea de teléfono móvil.
Sospechan que a través de esas llamadas, que detectaron pronto, intentaba comunicarse discretamente con su abogado sobre los avances de los procesos judiciales de los que le informaban supuestamente los citados magistrados.
De esa forma nació el llamado “caso de las escuchas”, un dossier que deriva de una investigación original diferente, para determinar si el político recibió para su campaña presidencial dinero negro del depuesto dictador libio Muamar el Gadafi. (EFE)
El expresidente se sorprende de las acusaciones
El expresidente francés Nicolas Sarkozy dijo estar “profundamente sorprendido” por su imputación por corrupción activa, tráfico de influencias y encubrimiento de la violación del secreto profesional, y aseguró que “nunca” ha cometido un acto contrario al Estado de Derecho.
En un extracto de la entrevista concedida a la cadena “TF1” y a la emisora “Europe 1”, el que fuera jefe del Estado entre 2007 y 2012 aseguró que “el sindicato de la magistratura tiene la obsesión de destruirme”.
En opinión de Sarkozy, se le colocó bajo detención preventiva con la intención de humillarle, y se está dando una imagen de él que no se ajusta a la verdad.
“Digo a quienes nos escuchan o nos ven que jamás he traicionado su confianza, que jamás he cometido un acto contrario a los principios republicanos o al Estado de Derecho”, aseguró el exmandatario en ese avance.
El político conservador, primer exjefe del Estado francés obligado a prestar testimonio como detenido, subrayó que no pide “ningún privilegio” y que si ha cometido los hechos que se le achacan “asumirá todas las consecuencias”, porque no es un hombre “que escape de mis responsabilidades”.
No obstante, consideró que “la situación es lo suficientemente grave” como para que se pronuncie y diga ante la ciudadanía que en Francia, “el país de los derechos humanos, el del Estado de Derecho”, se está dando actualmente “una instrumentalización política de una parte de la Justicia”.
En esta comparecencia, grabada horas antes de su difusión y de unos veinte minutos de duración, Sarkozy preguntó además si es “normal haber sido escuchado durante tanto tiempo”, y que el contenido de esas escuchas telefónicas haya sido difundido por la prensa.
A través de esas escuchas telefónicas, los investigadores dedujeron que Sarkozy y su letrado recibían de parte de un alto magistrado filtraciones sobre las instrucciones en curso contra el político.
La familia política del jefe del Estado francés entre 2007 y 2012 afirmó durante el día que la medida judicial responde a un plan de caza y derribo que se activa cada vez que Sarkozy amaga con regresar a la política.
Su suegra, Marisa Bruni Tedeschi, afirmó que está escandalizada por lo que considera una campaña destinada a “cortar las piernas” al expresidente de Francia para impedir su regreso a la dirección de la derecha francesa.
En una entrevista para el periódico La Stampa, la madre de Carla Bruni considera que “el verdadero escándalo es este golpe de efecto, la modalidad y el momento elegidos para presentar esas acusaciones contra Nicolas”.
“Es extraño que esta investigación surja ahora (…). El momento elegido es el que manifiesta un deseo de venganza, sin contar con que todos nosotros estamos dispuestos a poner la mano en el fuego sobre su rigor moral. Nosotros, que somos los más cercanos a él, estamos escandalizados”, agregó la suegra italiana del ex presidente francés inculpado de corrupción activa, tráfico de influencias y encubrimiento de violación del secreto profesional.
“Es justo el momento para cortarle las piernas para siempre. Era evidente que su carrera política no se hubiera detenido allí (…). La iniciativa de la justicia llega precisamente en el momento en que se creaban las condiciones de su regreso a la dirección de la UMP”, la derecha francesa, agregó.
Sarkozy se plantaba anunciar su retorno tras el verano, según el canal de noticias BFM TV, a lo que el periódico Le Parisien añade que el expresidente planea cambiar el nombre de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el partido que le llevó al Palacio del Elíseo.
El futuro sin Sarkozy
PARÍS. La imputación del expresidente de Francia Nicolas Sarkozy por corrupción compromete su eventual regreso a la escena política y el futuro de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), formación conservadora que se encuentra dividida, arruinada y salpicada de escándalos financieros.
Reina la incertidumbre en torno al futuro político de Sarkozy. Hasta ahora se daba por sentado que Sarkozy preparaba su regreso al frente político, con una primera cita ineludible el próximo 29 de noviembre en las elecciones para elegir al presidente de la UMP, el partido que en 2007 le llevó al Elíseo, y con la vista puesta en las presidenciales de 2017.
Algunos analistas, como el jefe de política de la televisión “BFM”, Thierry Arnaud, sostenían que Sarkozy tomaría una decisión sobre su futuro tras reflexionar durante el verano.
Otras informaciones, como la publicada el martes por el diario Le Parisien y hoy por Le Monde a partir de declaraciones de sus colaboradores cercanos, apuntan a que su delicada situación judicial refuerza aún más su determinación de regresar al ruedo político.
Incluso, tanto entre sus allegados como en las filas de sus rivales para liderar el centro-derecha hay quienes creen que la acumulación de procesos podría beneficiarle, al permitirle presentarse ante la ciudadanía como víctima de un complot muñido, con el beneplácito del Gobierno socialista, por jueces parciales.
Mientras tanto, los rivales que pugnarán con él por el control de la UMP guardan las distancias, como el exprimer ministro François Fillon, o le apoyan públicamente, como el que también fuera jefe del Ejecutivo y actual alcalde de Burdeos, Alain Juppé, quien evocó la “amistad” que le une con Sarkozy.
El “asunto judicial” puede desembocar en un “asunto de Estado”, en función de la implicación del Ejecutivo en la suerte procesal de Sarkozy, apuntaba hoy en los micrófonos de “RTL” el exminsitro Bruno Le Maire, otro de los candidatos a presidir la UMP.