BEIRUT. El Estado Islámico (EI) quiere ofrecer una imagen distinta de la de un grupo de yihadistas barbudos empeñados en crear un califato con su nueva revista propagandística en inglés, donde muestra una sofisticada burocracia, que cuenta incluso con una oficina de protección al consumidor.
Desde hace un mes, los extremistas publican en internet un semanario, en el que difunden su ideología y hablan de su estrategia militar y “obra social” en los territorios que controlan.
El título de la publicación, editada por su centro de información, Al Hayat, es toda una declaración de intenciones: “Islamic State Report, an insight into the Islamic State” (Informe del Estado Islámico, una mirada al interior del Estado Islámico).
Su primer ejemplar se inaugura con un reportaje sobre un seminario religioso en Al Raqa, bastión en Siria, que “examina cómo el Estado Islámico educa a la sociedad preparando a los nuevos imanes y predicadores”.
En una entrevista, el organizador de esta actividad, el jeque Abul Haura al Yaziri, explica que imparten un texto basado en las enseñanzas de Mohamed ibn Abdel Wahab, fundador en el siglo XVIII del “wahabismo”, doctrina radical del islam.
De la educación pasan a los servicios a los ciudadanos con un encuentro con el jefe de la denominada Oficina de Protección al Consumidor en Al Raqa, Abu Saleh al Ansari, que detalla la forma en que el EI “protege” a los compradores con inspecciones a tiendas, mercados y mataderos.
Al Ansari adelanta en primicia que se va a celebrar un curso para enseñar el método islámico adecuado (“halal”) para sacrificar el ganado.
El califato en Irak
A la luz de los últimos acontecimientos en el campo de batalla, los últimos dos números analizan en exclusiva los avances en Irak.
En un monográfico sobre la toma de la ciudad iraquí de Mosul, la revista ofrece los pormenores de la “estrategia de distracción” utilizada ante el ejército iraquí, ya que antes de irrumpir en esa población el EI atacó la localidad de Samarra para “entretener” a los soldados.
Los radicales aclaran que decidieron abandonar sus feudos en el desierto de la provincia occidental iraquí de Al Anbar, porque “entendieron que tener una base única de poder en una región determinada se volvería en contra de ellos y daría a sus enemigos un punto donde enfocar sus ataques”.
Por ello, vieron la necesidad de expandirse por el territorio y lanzar operaciones a gran escala en distintos puntos, indica el artículo.
En su última entrega, la publicación habla ya de la idea de califato, declarado el domingo pasado, con la eliminación de las fronteras entre Siria e Irak, que acompaña con fotografías de sus todoterrenos y excavadoras destruyendo terraplenes que hacían de límite entre la provincias siria de Al Hasaka y la iraquí de Nínive.
El Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) se hizo de extensas zonas del norte y el oeste del país y declaró el califato islámico y a su líder, Abu Bakr al Bagdadi como “califa de todos los musulmanes”.
Corán y limosnas entre los textos
La revista, que consta de entre cinco y ocho páginas, contiene textos con una redacción cuidada, que intercala versículos del Corán con fotografías de calidad.
En otro de sus números, el semanario aborda en un “reportaje de color” la importancia de que los agricultores de Al Raqa donen parte de la cosecha en concepto de “zakat” (limosna), uno de los cinco pilares del islam, que, por supuesto, recolecta y reparte el EI, de acuerdo a la “sharia” o ley islámica.
También se adentra en el trabajo de la policía de los extremistas, integrada por “sus mejores hombres”, con un artículo que exhibe “la cara amable” de este cuerpo.
En un tono épico propio de una película de superhéroes el texto comienza: “Son hombres que han asumido la responsabilidad de proteger a la gente. Hacen frente a muchas dificultades, soportan muchas cargas y se han acostumbrado a pasar noches sin dormir, todo por el bien de la seguridad en la provincia” de Al Raqa.
Las fuerza policial es parte de los servicios de seguridad del EI, que disponen de una división administrativa, que gestiona las prisiones y una oficina de quejas, y una división de patrullas.
Los “agentes” se coordinan con el cuerpo de inteligencia y la policía de la moral de los yihadistas.