PARÍS. François Hollande se precipita desde el cielo sobre el patio del Palacio del Elíseo, en caída libre. El presidente de Francia lleva un casco, que no utiliza, y muestra un gesto entre la placidez y la resignación, mientras la gravedad anticipa el desastre.

 

Sobre la flotante figura del político puede leerse el título del cómic: “Yo, presidente. Hasta aquí, todo va bien”, en alusión a la anáfora que Hollande utilizó hasta en quince ocasiones durante un debate en la campaña presidencial contra el conservador Nicolas Sarkozy, a quien le arrebató la jefatura del Estado en 2012.

 

Con el 51.64 por ciento de los votos en la segunda vuelta de aquellos comicios, Hollande confirmó una victoria que anticipaban todas las encuestas y se convirtió en el primer mandatario socialista de Francia en dos décadas, desde François Mitterrand.

 

Pero dos años después de aquel triunfo, su popularidad ronda el 20 por ciento, la más baja de un presidente en la V República francesa, fundada en 1958. Es precisamente su segundo año en la presidencia francesa el que recorre el cómic escrito por Marie-Eve Malouines y dibujado por Faro.

 

“Es verdad que ha tenido un año horrible (…) pero al mismo tiempo ha tomado el pulso a la función, como cuando decidió intervenir en Mali”, explica a Efe Malouines, jefa de la sección de política de la radio “France Info” y guionista de la citada serie de historietas sobre Hollande, a razón de un volumen por cada uno de sus cinco años de mandato.

 

El álbum arranca con una reunión de Exteriores y Defensa en sede presidencial en enero de 2013, antes de que Hollande ordenara una intervención militar francesa en Mali para frenar el avance de los islamistas hacia la capital.

 

Los generales que le rodean acatan sus decisiones, como no podía ser de otra manera, aunque el carácter del jefe del Estado no desata su entusiasmo.

 

En un bocadillo, dos uniformados trazan la que será la personalidad de Hollande durante 64 páginas a color y editadas por Jungle: “Es amable, pero el traje le viene muy grande”, murmuran.

 

“Es menos indeciso de lo que parece”, apunta Malouines, que tras escribir varios libros y biografías sobre personalidades de la política francesa, como Ségolène Royal, Sarkozy o el propio Hollande, abrazó el proyecto de publicar una serie de cómic sobre socialista, a quien conoce personalmente y le ha enviado una copia.

 

Como compañero de viaje ha elegido a Faro, ilustrador casado con una española que hace diez años se trasladó al país vecino y que reside en la madrileña Azuqueca de Henares, desde donde trabaja para publicaciones francesas, especialmente deportivas, como “L’Équipe” o “France Football”.

 

“Me lancé a ello sin saber muy bien dónde iba. Poco a poco me di cuenta de que Hollande no tenía nada que envidiar a otros como Sarkozy”, a priori más caricaturesco, dice.

 

“Hollande tiene varias facetas. Por una parte es dubitativo, tranquilo, blando… Quería transcribir eso, pero también que es capaz de tomar decisiones (…). No habría llegado donde está, si fuera tan blandito. Quería mostrar que tiene carácter”, agrega.

 

El cómic aborda los temas que han marcado el “annus horribilis” de Hollande -aconsejado siempre por los fantasmas de dos difuntos socialistas, el presidente Mitterrand y su primer ministro Pierre Bérégovoy- hasta los días previos a la debacle socialista en las municipales del pasado mes de marzo.

 

Sus páginas recorren el escándalo del ministro de Hacienda con una cuenta secreta en Suiza, la sonada deportación de Leonarda, una niña gitana sacada de autobús escolar para ser deportada a Kosovo, o su borrascosa relación los socios ecologistas del Gobierno.

 

Pero, sobre todo, se explaya sobre su relación con la entonces primera dama, Valérie Trierweiler, y su lío de faldas con la actriz Julie Gayet, a quien veía en París camuflado con un casco de moto en el número 20 de la ya célebre calle del Circo, y cuyo romance destapó un reportaje fotográfico.

 

“Valérie es alguien que sufre, que no se siente bien en una vida de primera dama que quería vivir”, resume Malouines sobre una mujer ilustrada con un temperamento siniestro y obsesionada por su imagen pública, sello de Faro.

 

“Yo puse el punto de exageración porque el cómic merece un poco de caricatura”, que la retrata entre sospechas de una infidelidad forjada en encuentros furtivos que antes de ser pública ya exasperaba al entonces ministro del Interior y actual jefe del Ejecutivo, Manuel Valls.

 

Aquel “affaire” político-sentimental parecía la cumbre del calvario público de Hollande aunque… “en política siempre se puede caer más”, avisa Malouines, a quien le quedan tres volúmenes por escribir.

 

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Foto: EFE