ASUNCIÓN. Miles de personas de distintos pueblos indígenas de Paraguay han sufrido un gran éxodo desde sus comunidades inundadas hacia Asunción y capitales regionales en busca de alimentos y asistencia sanitaria porque la ayuda gubernamental no les llega, según denuncian sus representantes.

 

Sus cultivos y animales, las zonas donde cazaban, todo está bajo el agua desde hace dos meses. Llegar a su comunidad lleva dos días a pie en un camino de barro y lodo rojizo plagado de serpientes, describe Cristino Aguirre, nativo de la etnia angaité, llegado a Asunción para pedir socorro médico para su líder.

 

Aguirre, proveniente de Puerto Pinazco, departamento de Presidente Hayes, a 440 kilómetros de la capital, se refugia en las instalaciones que una ONG local ha provisto para algunos de los cientos de representantes de distintos pueblos originarios que van llegando pidiendo al Gobierno que preste atención a sus reclamos.

 

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“Donde estamos nadie nos ve, nadie nos escucha”, explica el nativo angaité, cuya comunidad de unas cinco mil personas, ubicada en la región del Bajo Chaco, ha visto marcharse a unos 500 miembros caminando más de 60 kilómetros hasta la principal carretera de la región, la Transchaco.

 

“De esa manera la gente no se va a morir de hambre en la comunidad, que es lo que va a pasar si esto sigue así”, manifestó Aguirre que dice que en su zona de residencia solo pueden alimentarse de cogollos de palma y eventualmente de pescado, porque hace tres semanas que no reciben ayuda estatal.

 

Unos 25 mil indígenas paraguayos de los aproximadamente 116 mil censados están desplazados de sus comunidades, según cifras del estatal Instituto Nacional del Indígena (INDI).

 

“La institución no tiene capacidad para atenderlos a todos, solo en el Bajo Chaco (oeste) tenemos a 3.150 familias fuera de sus tierras por el agua”, dijo el antropólogo que dirige el Instituto encargado de supervisar el cumplimiento de los derechos de los pueblos indígenas en el país, Jorge Servín.

 

 

 

La subida de los ríos por las lluvias de los últimos meses ha desplazado a 240 mil 125 personas en todo Paraguay, 80 mil 60 de ellas en Asunción, según la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) que dispone de un solo helicóptero para atender a toda la mitad occidental del país, donde se encuentran la mayor diversidad étnica.

 

Una buena parte de los nativos de Paraguay, ya de por sí azotados por un índice del 76 % de pobreza, están “en una situación de extrema vulnerabilidad”, según dijo  Ireneo Téllez, de la ONG Tierraviva, dedicada a asistir jurídicamente a los pueblos originarios de la región del Chaco.

 

“Estamos hablando de que no hay alimentos, ni medicamentos ante cualquier problema de salud que tengan y que los niños no pueden asistir a clase”, añadió el abogado.

 

Miembros de los pueblos indígenas ayoreo, chamacoco, maskoy, angaité, enxet, sanapaná y nivaclé, habitantes de las distintas regiones del extenso Chaco, son hoy los más castigados por la subida de los ríos, según la ONG.

 

 

 

Representantes de las comunidad Karaja Vuelta, de la etnia enxet, y de las comunidades Sarîa y Tajamar Kavajú, ambas de la etnia angaité, todos del distrito de Puerto Pinazco, considerado en estado crítico por las autoridades, están refugiados en el local de Tierraviva, donde destacaron a Efe que hace un mes que no reciben alimentos por parte del Gobierno.

 

“La última vez que trajeron ayuda tuvimos que acarrearla 20 kilómetros con el agua por las rodillas”, explicó Fernando Damasco, del asentamiento Tajamar Kavajú, que recordó que en mayo sí les atendieron dos veces con el helicóptero pero con paquetes de comida que solo duraron tres días.

 

La comunidad Karaja Vuelta está recluida en una pequeña extensión de tierra seca rodeada de agua sin posibilidad de salir con los niños y ancianos expuestos a enfermedades propiciadas por el agua y las bajas temperaturas del invierno austral, dijo Celso Benítez, indígena enxet de ese asentamiento.

 

Benítez explicó que la única forma de llegar a su comunidad es con un barco comercial que pasa una vez a la semana desde la ciudad de Concepción, lugar donde pueden abastecerse pero solo ocasionalmente pues no pueden costear el pasaje.

 

“Además no sirve para emergencias y desde que comenzó la inundación no hemos recibido asistencia médica”, dijo el joven que llegó a Asunción tras cuatro días de viaje para reclamar al Estado que les asistan de manera urgente.