RÍO DE JANEIRO. La tristeza invade Río de Janeiro. La afición brasileña que estaba segura de la victoria y asistieron con la fiesta habitual, aunque sí reconociendo el mérito del equipo alemán, su fuerza y su frialdad, comenzaron a abandonar el Fan Fest de la FIFA en Copacabana.

 

No hay enojo, salvo esporádicos arranques de rabia, alguno que otro grito desolado, un desconsuelo los invade, y la incredulidad por la que se está configurando como la peor goleada en la historia de Brasil en un Mundial.

 

Y como si fuera poca humillación, con la anotación del segundo, de los cinco goles con los que Alemania está derrotando al anfitrión, Moroslav Klose superó a Ronaldo con el máximo anotador en Copas del Mundo al llegar a 16.

 

Entre los periodistas brasileños entre los que nos encontramos, la situación es diferente. Están furiosos y discuten airadamente las causas de la debacle que en apenas seis minutos terminó con el sueño del sexto campeonato mundial para los dueños de casa.