BERLÍN. El escándalo del espionaje estadunidense en suelo alemán sacudió hoy de nuevo al gobierno de Berlín al ser detectado un segundo presunto espía al servicio de Washington, esta vez en el Ministerio de Defensa.
Después de que la semana pasada fuera detenido un supuesto agente doble que filtraba información a EU, la Fiscalía Federal y el departamento policial de lo criminal registraron hoy en Berlín un domicilio particular y oficinas vinculadas a un segundo sospechoso, aparentemente sin conexión con el primero.
La Fiscalía confirmó los registros y la incautación de varios ordenadores y memorias de datos sin facilitar más detalles, a la espera de analizar todo el material, pero informaciones difundidas por las televisiones públicas NDR y WDR y por el diario “Süddeutsche Zeitung” ratificaron la vinculación del caso con EU.
Fuentes del Ministerio de Defensa aseguraron que se toman “muy en serio” el asunto y, en rueda de prensa, el portavoz de la cancillería, Steffen Seibert, subrayó las “claras diferencias de parecer” que hay entre Washington y Berlín.
El espionaje masivo en Alemania, que comenzó a salir a la luz pública hace un año con las revelaciones del ex analista de la Agencia de Seguridad Nacional de EU (NSA) Edward Snowden, ha “herido la confianza” de Berlín en un aliado “de enorme trascendencia”, recalcó Seibert.
Según apuntó, se mantienen “contactos intensos” a “distintos niveles” con la administración estadunidense.
El embajador de EU. en Berlín, John B. Emerson, volvió hoy al Ministerio de Asuntos Exteriores para abordar la cuestión, después de haber sido convocado ya la pasada semana.
El caso aumenta la presión sobre la canciller alemana, Angela Merkel, que desde los últimos meses intenta mantenerse firme ante la administración de Barack Obama sin romper los lazos con uno de sus principales socios.
Hoy rehusó pronunciarse sobre el nuevo caso de espionaje, pero confirmó que la CIA se había puesto en contacto con la Cancillería.
Según el semanario “Der Spiegel”, el director de la CIA, John Brennan, telefoneó personalmente al coordinador de los servicios secretos alemanes, Klaus-Peter Fritsche, quien depende directamente de la canciller, para intentar “minimizar los daños”.
De acuerdo con las informaciones filtradas por los medios, el servicio de espionaje militar alemán fue el que detectó las actividades del presunto espía, empleado en el Ministerio de Defensa, y trasladó su investigación a la fiscalía al recabar suficientes indicios sobre sus actividades.
A la espera de que preste declaración, el sospechoso no fue todavía detenido porque por el momento no hay suficientes pruebas sólidas para acusarlo.
“Lo que se esconde detrás aún no está claro”, manifestó la ministra de defensa, Ursula von der Leyen, al diario “Berliner Zeitung”.
Sin embargo, Berlín reconoce que este nuevo escándalo debe tener consecuencias y que, como dijo Von der Leyen, Washington debe decidir “cómo quiere que sea la cooperación en el futuro“.
Este último caso se une a la detención la semana pasada de un agente alemán de 31 años que trabajaba en la central de los servicios germanos de inteligencia en Pullach (Baviera) y que estaba en contacto con la CIA presuntamente desde hacía dos años.
En ese tiempo llegó a vender a EU 218 documentos internos, entre los que se encontraban informes de la comisión parlamentaria de investigación creada a raíz de las polémicas revelaciones de Snowden sobre el programa de escuchas masivo en suelo alemán.
Mañana está previsto que se reúna en el Bundestag la comisión de secretos oficiales para abordar los dos últimos casos de espionaje conocidos, que vuelven a tensar las ya delicadas relaciones con Washington.