GAZA. El Ejército israelí intensificó hoy su ofensiva aérea contra Gaza, donde atacó más de 160 objetivos con fuego de artillería naval y cazabombarderos que han causado ya la muerte a al menos 43 personas, incluidos siete niños.
Según el mando castrense, la aviación y la marina centraron sus esfuerzos sobre las lanzaderas de cohetes palestinas, que no cesan de caer desde que arrancara la operación, y contra posibles túneles, que considera una de las principales amenazas.
Fuentes militares indicaron a EFE que uno de los temores es que las “Brigadas Azedín al Kasam”, brazo armado del movimiento islamista Hamás pueda utilizar estos subterráneos para intentar infiltrarse.
Y atacar a través de ellos el interior de Israel, como ya intentara el martes un comando de cinco hombres en una operación marítima que concluyó con una escaramuza en la que murieron los asaltantes y un soldado israelí resultó herido leve.
“Desde las 7:00 de la mañana, las Fuerzas Armadas han lanzado 129 ataques que han alcanzado 31 túneles, 60 lanzaderas de cohetes y 38 centros operativos de Hamás”, explicó el Ejército israelí en un comunicado.
Además, aseguró haber alcanzado en sendos ataques de precisión a dos presuntos cabecillas islamistas, a los que identificó como responsables del lanzamiento de cohetes en el norte y en el sur de la Franja.
Los misiles israelíes mataron también, no obstante, a otras 19 personas este miércoles, la mayoría civiles, en intensos bombardeos contra viviendas y campos de cultivo en el norte, sur, centro y este de la Franja.
Según cifras proporcionadas por Ashraf al Qadra, portavoz de emergencias del Ministerio de Salud de la Franja, en apenas 48 horas de campaña militar 43 palestinos han perecido y más de 400 han resultado heridos, también principalmente civiles.
Los milicianos, por su parte, lanzaron desde anoche alrededor de medio centenar de cohetes, 14 de los cuales fueron interceptados por el escudo antimisiles “Cúpula de Hierro”, un sistema defensivo financiado por EEUU que, según el Ejército, está teniendo un 90 por ciento de efectividad.
Algunos de los cohetes han alcanzado áreas más alejadas del perímetro de Gaza, como la ciudad de Jerusalén -donde anoche cayeron tres sin causar víctimas- y la localidad de Hadera, a más de 120 kilómetros al norte de la Franja.
Ninguno, sin embargo, ha causado víctimas entre la población israelí.
Los cohetes siguieron cayendo de forma escalonada durante todo el día de hoy en torno a las poblaciones vecinas a la franja e incluso llegaron a sobrevolar el área metropolitana de Tel Aviv, donde fueron interceptados por las baterías antiaéreas.
La amenaza se disparó durante unas horas en el aeropuerto internacional de Ben Gurion, situados a escasos 15 kilómetros al este de Tel Aviv.
Una situación que el ministro israelí de Defensa, Moshe Yaalon, aseveró este miércoles que su país no va a permitir.
En una reunión operativa con el Estado Mayor, Yaalon confirmó que “Margen Protector” se ampliará y se intensificará de forma paulatina en los próximos días hasta alcanzar sus dos objetivos: frenar el lanzamiento de cohetes y debilitar al máximo la infraestructura de Hamás en Gaza.
Para el primero, expertos militares y diplomáticos consideran que la aviación y la artillería naval que Israel ahora utiliza es suficiente.
La segunda demandaría, sin embargo, una incursión terrestre que el Ejército parece ya planear, afirman.
En los dos últimos días, el Gobierno israelí ha autorizado la movilización de 41.500 reservistas, cuyo cometido será liberar tropas regulares de tareas administrativas y reforzar así la infantería y la caballería que el Ejército tiene ya desplegadas en el perímetro de la Franja.
“Estamos asesinando terroristas de diferente rango, y esta operación proseguirá y se intensificará. Por nuestra parte, esta no va a ser una batalla corta. Seguiremos golpeando duro al (movimiento islamista) Hamás y otros grupos terroristas”, afirmó Yaalon.
En Gaza, la población palestina también se prepara para este eventual incremento de las operaciones bélicas israelíes, en medio de la escasez por la falta de electricidad, de combustible e incluso alimentos.
Largas colas de hombres, mujeres y niños se forman al mediodía y al caer la tarde, poco antes de la ruptura del ayuno de Ramadán, para comprar pan y los escasos productos que quedan en las pocas tiendas abiertas.
“Estamos verdaderamente asustados esta vez, porque tememos que todo se complique más. Por eso he comprado mucho pan, para guardarlo”, explicó a Efe Mohamad Arafat, un comerciante de ropa de 38 años, padre de cuatro hijos.