Los niños y adolescentes de esta época tienen baja tolerancia a la frustración y reaccionan de forma impulsiva, por lo que cualquier situación puede orillarlos a un intento de suicidio, aseguró Edith Padrón Salomón, jefa de la clínica de las emociones del Hospital Psiquiátrico Infantil Juan N Navarro.

 
En entrevista, la especialista explicó que la dinámica familiar, la soledad que viven los menores porque los padres trabajan todo el día, el acoso y la violencia en la escuela, el desarrollo de necesidades superfluas -como tablets o teléfonos celulares-, así como la falta de autoridad paterna ha cambiado la actitud de los menores, quienes no soportan la frustración.

 
Aunado a estos factores de riesgo, Padrón señaló que en los últimos años se detectó un aumento en los casos del trastorno por déficit de atención. Éste, señaló, tiene tres componentes: la distractibilidad, la hiperactividad y la impulsividad.

 
En este último caso, los menores que son impulsivos tienen una pobre tolerancia a la frustración; esto se relaciona con la falta de límites por parte de los padres, quienes, al permitirles todo a sus hijos no contribuyen a templar el carácter de sus pequeños.
“Entonces vemos que muchos suicidios no son por depresión, sino por impulsos. Porque no tengo lo que quiero, porque me regañaron (…) En los niños son intentos de suicidio por impulsos, en los adolescentes se convierte en algo más real”, dijo Padrón Salomón.

 
Este mismo impulso puede llevar a los adolescentes a terminar con su vida ante una decepción amorosa, ya que un joven acostumbrado a tenerlo todo, no acepta que su pareja ya no lo quiera o prefiera estar con otra persona.

 
24 Horas publicó el lunes pasado que en Veracruz se registraron siete casos de suicidio en niños y adolescentes, de los cuales cuatro ocurrieron en el municipio de San Juan Evangelista, al sur de la entidad, sin que se conozcan las causas de la decisión de los menores.

 
Al respecto, Roberto Salazar, coordinador de Línea UAM de Apoyo Psicológico por Teléfono, señaló la importancia de identificar las condiciones de vida material y emocional que han vivido los jóvenes, y que se convierten en factores de riesgo que los orillan a suicidarse.

 
“Los papas no se dan cuenta de lo que están haciendo con sus hijos. Cuando ocurre el intento de suicidio, casi siempre les cae de sorpresa”, apuntó Padrón Salomón.

 
En estos casos, añadió, es necesario que los padres de familia estén al pendiente de los cambios en sus hijos, como la falta de apetito o sueño, enojo o depresión. Además, tienen que acercarse a ellos, fomentar la comunicación, conocer a sus amistades y estar pendientes de lo que hacen en las redes sociales.

 

La UAM cuenta con el teléfono 58046444, el cual brinda atención sicológica a la comunidad en general