Río de Janeiro.- El día después fue duro para el carioca. No es fácil olvidar un 7-1, el café, las banderitas atadas a los postes, las banderas en los negocios, pero sobre todo los encabezados de los diarios lo recuerdan. No hay analgésico para tan intensa migraña: O Globo, Hora, O día, Valor, Lance!, Extra, uno y 10 diarios crucifican a Luis Felipe Scolari y a toda la canarinha.
Calificativos faltan para expresar dolor y derrota: Vergüenza, humillación, Mineirazo, pública O Globo en su edición de primera plana que acompaña con una foto de David Luiz derribado, con la cara al pasto, como si buscara una explicación.
En la calle, al trabajador la sonrisa, antes fácil le cuesta, aunque en cuanto ve un micrófono su voz le exige soltar toda la rabia que aún le queda. El hombre carga en cajas verduras a su camión, les reparte un tanto de su furia mientras habla del hombre que, parece, ayer amaneció como enemigo público número uno en la nación. “Es una tristeza, una vergüenza lo que pasó, Scolari nunca debió ser el técnico, no es capaz”.
El café de maña es solitario, el diario sobre la mesa, y cualquier camisa encima, menos una verde y amarilla, ésas pasaron al armario. El bullicio terminó, el relajo es exclusivo. Argentina lo presume en su camino tempranero al partido vespertino de su selección.
Para el habitante del Barrio de Santa Teresa, Ipanema, centro y periferia queda la imagen albinegra de las portadas de los diarios del día. Hora pinta negro y un escueto “No va más por la Copa. El blanco, sin imagen es de Lance!, acompañado en letras pequeñas, al pie: indignación, frustración, irritación, vergüenza, desilusión, pena…, y los calificativos no siguen porque la página se acaba.
Lance!, está sobre la mesa junto a un hombre que con mala cara desayuna, le rebasa la calentura: “Nunca, nunca una selección había perdido así en un Mundial, esto nunca había pasado, no estábamos preparados para la Copa, nunca se había visto esto”.
¿Y la culpa? “Es toda de Scolari, se tiene que ir, no puede seguir, que se vaya”.
Por eso no es extraño el título de O Día: “Va para el infierno Felipao. O peor aún el del diario Extra, que pública una fotografía de la mítica derrota del Maracanazo de 1950 y en su leyenda proclama como la nueva y verdadera vergüenza brasileña lo visto sobre la cancha del Mineirao el martes que pasó.
Es el duro despertar a la realidad de la canarinha del 2014. Sin el consuelo del descanso, y sí con el tormento de que aún deberán disputar un aborrecible tercer lugar para ellos ante la Holanda a la que Argentina, el acérrimo rival de la zona, derrotó.