El otorgamiento del registro oficial a tres nuevos partidos políticos en México no es, para nada, una buena noticia para los ciudadanos de este país. En una democracia como la mexicana, donde tener un partido político dejó de ser un mecanismo real de representación ciudadana y se ha convertido mucho más en sinónimo de un negocio millonario, ya sea personal, familiar y hasta grupal, aumentar tres nuevos institutos políticos con cargo al erario y a los impuestos es un golpe a los contribuyentes y un encarecimiento del sistema democrático.

 

Mientras la economía del país no crece y las finanzas de las familias mexicanas están contraídas y afectadas por los bajos sueldos y la mala calidad de los insuficientes empleos, el dinero público que se destina a los partidos políticos y a los procesos electorales sigue creciendo y aumenta cada vez más la pesada carga que significa para los ciudadanos un sistema político ineficiente, inepto y que dista mucho de representar y de atender las mejores causas de los electores y sus necesidades más apremiantes.

 

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No es gratuito que 50% de los mexicanos no confíe en la democracia como sistema de gobierno y que ésta pierda cada vez más terreno en la credibilidad de los electores que consideran que es un sistema “en el que muchos participan y pocos ganan”. Tampoco es casual que en el último Informe País sobre la Calidad de la Ciudadanía en México, realizado en junio pasado por el Colegio de México a petición de INE, los partidos políticos hayan sido de las instituciones de las que más desconfían los mexicanos, con apenas 19% de encuestados, y que sólo 34% haya dicho que confía en la autoridad electoral.

 

Esos datos hablan claramente de un sistema de partidos en crisis y a la luz de esas cifras es más difícil comprender por qué los ciudadanos que pagamos impuestos tenemos que financiar tres nuevos partidos políticos si ya era oneroso el costo de siete partidos políticos existentes -PRI, PAN, PRD, PT, Movimiento Ciudadano, Nueva Alianza y PVEM.

 

Porque el argumento de que los partidos nos representan y que son la mejor vía para la participación política de los ciudadanos, hace rato que en México se desgastó y se convirtió en la más grande falacia. Los partidos políticos que tenemos y, aún los nuevos que acaban de obtener registro, no representan para nada la verdadera diversidad y pluralidad de los mexicanos; representan, si acaso, el interés de grupos políticos, familias y grupos de interés que han encontrado en el sistema electoral y sus permisivas leyes un excelente medio de supervivencia para lograr no sólo el poder sino el negocio económico. ¿O hay quien piense de verdad que los partidos benefician a alguien más que a las camarillas, familias y grupos que los controlan?

 

Por todo eso no es una buena noticia la existencia de tres nuevos partidos políticos. No hay nada que celebrar en la decisión del INE ni significa que nuestra democracia se vaya a volver más robusta o representativa. Significa, en todo caso, que nos va a costar más dinero de nuestros impuestos financiar al sistema político y de partidos sin que eso nos traiga un beneficio directo a los ciudadanos; significa que habrá nuevos grupos y camarillas de políticos que se enriquecerán y vivirán del dinero público y que tendrán la oportunidad de acceder al poder para beneficiarse ellos más que a la ciudadanía.

 

Mejorar nuestra democracia y la representación política para los mexicanos no es un tema cuantitativo sino cualitativo y eso no parecen entenderlo los señores consejeros del flamante INE; lo que realmente nos urge es una democracia de más calidad y de mucho menor costo económico.

 

NOTAS INDISCRETAS… ¿Quiénes son los líderes de los nuevos partidos políticos en México? De uno hay poco que decir que no se sepa: Andrés Manuel López Obrador y su pasado como priista, luego destacado perredista y ex candidato presidencial que ahora busca su propia fuerza política con miras, quizás, a una tercera candidatura presidencial.

 

De Ignacio Iris Salomón, es un dirigente de organizaciones campesinas que lleva también más de una década tratando de tener su partido político. Lo intentó primero en 2002 con un Partido Popular Campesino, al que se le negó el registró y luego se asoció con el grupo de Patricia Mercado para crear el Partido Social Democracia que obtuvo registro para las elecciones del 2006 y lo perdió en 2009. Iris se asoció esta vez con Javier López Macías, el otro líder del nuevo Partido Humanista, quien fue panista hasta el 2013 y participó en la campaña de Josefina Vázquez Mota. López Macías trabajó para la Coparmex y tuvo relación con el fallecido Carlos Abascal Carranza y su fuerza política viene de la creación de sindicatos y asociaciones laborales en Coahuila.

 

Y por último el líder del Partido Encuentro Social es Erick Flores, un ex compañero de maestría en Harvard de Felipe Calderón y ex oficial mayor de la Semarnat en el sexenio pasado. Pertenece a la iglesia evangélica en México y fue denunciado por irregularidades en el programa Pro Árbol… Los dados regresan recargados. Escalera doble para iniciar semana.