El secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, convocó a desterrar la globalización de la indiferencia, en relación con el fenómeno migratorio y a tomar acciones corresponsables.
“No es humano ni justo el abismo que existe entre los derechos de los ciudadanos y las sombras en que viven los migrantes”, subrayó.
Al inaugurar el Coloquio México-Santa Sede sobre Migración y Desarrollo, planteó la necesidad de hacer ajustes en los países de origen, destino y tránsito de manera corresponsable entre los gobiernos, para que todos nos beneficiemos del fenómeno migratorio.
La migración, dijo, debe atenderse en sus diversas dimensiones. En los países de origen, que se creen políticas públicas que garanticen la paz y la prosperidad de sus ciudadanos; en los de tránsito, que se garantice el respeto a los derechos humanos de los migrantes; y en los de destino, que se garantice el derecho de los trabajadores a la salud, educación y al trabajo.
Aseguró que, con la Santa Sede, México acordó desde inicios del año la realización de este Coloquio para el mes de julio y la coyuntura actual lo hace especialmente pertinente, por la necesidad de crear políticas públicas que den respuesta al enorme reto de los niños migrantes no acompañados.
Además, el canciller Meade Kuribreña indicó que hace falta generar políticas públicas de retorno que atiendan a quienes legítimamente quieran volver a su país de origen, después de vivir y trabajar un tiempo en el extranjero.
Y es que, desde su perspectiva, está demostrado que cuando los países garantizan un flujo ordenado y legal de los migrantes, las sociedades se benefician más. A manera de ejemplo, aprovechó el recién concluido Mundial de Futbol, donde dos de los seleccionados con mayor éxito (Alemania y Holanda) son de los más beneficiados con la migración.
En su oportunidad, en la misma ceremonia, el cardenal Pietro Parolín, secretario de Estado del Vaticano, convocó a cambiar de la cultura de la cerrazón a la cultura de la acogida y del encuentro, porque las sociedades que aceptan los aportes de los migrantes, son más prósperas.
La crisis de los menores migrantes no acompañados entre Centroamérica, aseguró, no se resolverá sólo con medidas legislativas o políticas públicas, por muy buenas que sean. Tampoco se trata de elevar las fuerzas de seguridad, por mucho que se reconozca la obligación de los Estados de defender sus fronteras.
Por el contrario, dijo, se requieren estrategias mundiales, regionales y subregionales para dar atención a los fenómenos migratorios. Y a manera de ejemplo, mencionó el caso de Estados Unidos respecto a los menores migrantes no acompañados, cuyas cifras han crecido exponencialmente en los últimos meses.
Esos niños, dijo, vienen huyendo de la pobreza y la violencia; por lo tanto es urgente, antes que nada, protegerlos y asistirlos, como responsabilidad de la humanidad.
El secretario de Estado del Vaticano, antiguo nuncio apostólico en México, reconoció la vocación de México a favor de la libertad religiosa y aprovechó el foro para llamar a las partes involucradas en este tema, a buscar soluciones ambiciosas, pues recordó que la política es el arte de hacer posible lo que parece imposible.
También, recordó que la iglesia católica siempre ha mantenido una actitud de solidaridad con la humanidad, porque nadie se puede decir ser cristiano si no mira y atiende la realidad.