De la arquitectura hasta la fauna, pasado por la cultura y la gastronomía, Australia es país que ofrece una multitud de paisajes y lugares espectaculares que dejan impresionados a todos los visitantes y los hacen sentir que, las 20 horas de avión desde la Ciudad de México, valieron la pena.
Un viaje a Australia se planea, primero por el costo y por la distancia, pero también porque se necesita tiempo para conocer ese país de Oceanía que ofrece tantas cosas. Muchos turistas prefieren visitarlo con calma y se quedan un par de semanas para alcanzar a conocerlo mejor.
Como me decían muchos locales, Australia es un país de primer mundo que comercia como un emergente, debido a sus materias primas como la minería y los productos agrícolas.
Y visitándolo uno entiende que los productores agrícolas, especialmente, les dan lo mejor a sus tierras y animales. Grandes espacios ubicadas entre valles y colinas impresionan a todos los visitantes que viajan en auto o camiones turísticos. Todo es verde en el campo australiano y los múltiples tonos de verdes asombrosos no dejan a nadie indiferente frente a estos paisajes.
Sídney, la espectacular
Independientemente a dónde quiere ir en Australia, todos llegan al aeropuerto internacional de Sídney, la principal instalación aeroportuaria del país. El aterrizaje es también espectacular porque el aeropuerto está ubicado en la Bahía de Botany que da al mar.
Desde el aeropuerto es muy fácil moverse hacia el centro en tren. Con un costo de 16.50 dólares australianos (unos 200 pesos) el tren lo lleva de la terminal área al centro. La experiencia es muy interesante porque da una muestra de la eficiencia del transporte público en ese país.
Una vez en el centro, a 15 minutos del aeropuerto en tren, es muy fácil moverse y todo está cerca caminando. La ciudad es espectacular en cualquier parte que esté.
Sídney está formada por varias bahías, donde se puede meter a nadar. Las más bonitas son la de Bondi Beach, en el este, y Manly, en el norte, donde van muchos surfistas, en cualquier momento del año, aunque cuando es verano en México, es invierno en Australia y la temperatura en esa ciudad no pasa los 20 grados en este periodo del año.
Es recomendable ir entre noviembre y abril, ya que allá es verano.
El lugar que no se puede perder es la famosa Ópera, el emblema de Sídney y de Australia y uno de los edificios más famosos del siglo XX. La arquitectura de la sede de la Orquestra Sinfónica de Sídney es absolutamente impresionante con sus cáscaras hechas con más de un millón de azulejos de color blanco brillante y crema mate.
De la pasarela que va a la Ópera, se ven unos atardeceres asombrosos ya que toda la bahía se ilumina con los diferentes colores del sol al desaparecer.
En la Ópera se realizan obras de teatro, ballet, ópera o producciones musicales que valen mucho la pena ir a ver si tiene tiempo
Desde la Ópera se puede admirar el puente Sídney Harbor, otro emblema de la ciudad, que cruza Sídney del sur al norte. Se puede escalar la estructura del puente con un guía y desde arriba hay una vista espectacular de la ciudad.
En la ciudad, hay mucho que hacer. Para los amantes de cultura, se puede visitar una gran cantidad de museos, como el Museo de Arte Contemporáneo, el Museo de Sídney y el Museo Australiano, todos ubicados en el centro, el zoológico Taronga, uno de los más famosos del mundo y donde se encuentran más de cuatro mil animales.
Existen también muchos parques en la ciudad, como el Hyde Park, donde se encuentra un impresionante Monumento a los soldados que sirvieron en la guerra. También está el inmenso Jardín Botánico Real, ubicado en el terreno de la Residencia del Gobernador General, representante estatal de la Reina Isabel II de Inglaterra, y cerca de la Ópera. El lugar es gratuito.
The Rocks, es un barrio histórico, justo abajo del puente Sídney Harbour, donde hay muchos restaurantes, café, tiendas. Vale mucho la pena ir a dar una vuelta.
También está la Bahía Cockle, donde se encuentran otros restaurantes, bares, cafés, casino, el Museo Nacional Marítimo y el Acuario.
Vale la pena hacer un paseo en turibus que permite conocer aún más la ciudad y otros sectores. El costo es de 40 dólares australianos (488 pesos) por 24 horas o 60 dólares (732 pesos) por 48 horas e incluye las dos rutas.
Un tour en ferry puede ser una buena opción para ver la ciudad de Sídney de otro ángulo. Existen varias rutas.
Lo más recomendable es moverse en transporte público o caminando en la ciudad, porque el taxi es muy caro. El transporte público cuesta 2.50 dólares (30 pesos) por entrada.
Melbourne, la cosmopolita amigable
Si Sídney es la ciudad más espectacular de Australia por su arquitectura, Melbourne es la más amigable y cosmopolita. Los australianos prefieren Melbourne a Sídney por su ambiente más alivianada y más abierta.
Existe una cantidad impresionante de restaurantes, cafés y bares y todos están siempre llenos. Hay varios bares y restaurantes ubicados en el techo de edificios como Madame Brussels o el Rooftop Bar, donde también presentan películas al aire libre durante el verano.
En varios callejones están instalados otros numerosos restaurantes y pequeños cafés.
Melbourne es la ciudad donde se llevan a cabo la mayoría de los eventos culturas y deportivos del país, como la Formula 1, el Abierto de Tenis y el Festival Internacional de Jazz, entre otros.
De hecho, los alrededores del río Yarra fue planeado en ese sentido, de un lado están los diferentes estadios deportivos y del otro están los teatros, salas de conciertos y centros de convenciones para los eventos culturales.
La ciudad fue la capital de Australia entre 1901 y 1927 antes de trasladarse a Canberra, por lo que existen muchos edificios antiguos que hoy sirven para el gobierno estatal como el Parlamento, y otros que fueron transformados en museos, como el viejo edificio del Tesoro.
La cultura toma una gran importancia en Melbourne y la Hosier Lane es uno de los ejemplos. Esa calle del centro está llena de grafitis llenos de colores y los artistas están ahí todo el tiempo pintando las paredes, cambiando a cada rato el rosto de la calle. Se ha transformó en emblema de la ciudad, donde se filmaron varios videoclips y donde novios y modelos van a tomar sus fotos.
El Museo de Melbourne es espectacular por su arquitectura. Ahí hay exposiciones permanentes sobre los indígenas australianos, el cuerpo humano, los animales del mundo, los dinosaurios y otras exposiciones temporales como la de los Aztecas que está presentada hasta agosto antes de ser transferida en Sídney en septiembre.
St. Kilda es otro barrio muy interesante de Melbourne, pues está ubicado a un costado del mar. Además de la playa, la cual está llena cuando las temperaturas llegan a más de 40 grados en verano, la calle Marine ofrece muchos sitios para comer y divertirse con sus numerosos bares, restaurantes y cafés.
Si tiene tiempo y puede rentar un auto para hacer un tour de la costa, el paseo vale mucho la pena. Los paisajes están asombrosos. Lo más recomendable es llegar hasta el Parque Nacional marino Doce Apóstoles, estas famosas torres de piedra caliza que bordean la carretera Great Ocean Road.
Estos pilares que se elevan hasta los 45 metros de altura emergen del Océano Antártico en el Parque Nacional de Port Cambell como centinelas nobles. Hace 20 millones de años, estaban unidos a los acantilados de la zona continental. Las olas y el viento los erosionaron y los convirtieron en cavernas, después en arco y luego se transformaron en columnas. No hay palabra para explicar lo bonito que es este lugar.
Canberra, la ciudad de las esculturas y fuentes
También está la Universidad Nacional Australiana (ANU) y la zona diplomática ubicada alrededor del Parlamento.
El tour de la ciudad se hace relativamente rápido, debido a que hay poca oferta turística, pero el nuevo Parlamento, inaugurado en 1988, es espectacular con sus 25 mil losas de granito en la que las paredes curvas se extienden a 46 kilómetros. Al interior, parece ser como una pequeña ciudad, pues tres mil personas trabajan ahí y todo se encuentra adentro: florista, centro deportivo con alberca, tiendas, tintorería, cafés, restaurantes, etcétera.
De ahí, se ve la antigua Casa del Parlamento, que hoy se usa especialmente para las recepciones del Gobernador General, el representante de la Reina Isabel II de Inglaterra. El diseño del terreno permite tener una vista hasta el Memorial de la guerra australiana que rinde homenaje a los soldados que sirvieron en la guerra.
La Biblioteca Nacional vale mucho la pena visitarla también por la arquitectura y la enorme cantidad de libros que se encuentran adentro.
Los museos Nacional de Australia, de la Democracia Australiana y de Canberra son parte de las atracciones turísticas que se deben de visitar en la capital y que hacen conocer aún más sobre la historia y la cultura del país.
En los alrededores de Canberra, existen numerosos parques nacionales donde se puede admirar la fauna y la vegetación del país y ver canguros.
Cabe decir también que Australia es un país caro, por lo que hay que prepararse bien para ir a visitar esa nación, pero no se arrepentirá.