El director nayarita Nicolás Echevarría presenta en más reciente documental, “Eco de la montaña”, la vida y obra del artista wixárica (huichol) Santos de la Torre, creador de un mural afuera del Museo Louvre en Paris, a cuya inauguración —realizada en 1997— no fue invitado ni remunerado en su totalidad. Lo anterior es sólo el prólogo de esta historia que se presenta en el 34 Foro Internacional de la Cineteca.
Los hombres vienen del mar, algún día fueron serpientes que comenzaron a poblar la tierra para después convertirse en hombres que aprendieron de las enseñanzas del venado: encontraron su destino, su forma, y la luz que habría de guiarlos entre cactos y piedras, a la intemperie, bajo el viento y sol secos del desierto.
Santos de la Torre es un artista huichol creador de un mural, de dos por tres metros y con más de un millón de chaquiras multicolores, que se encuentra en la estación Palais Royal justo afuera del Museo Louvre en Paris. Se trata del único artista mexicano cuya obra ha estado más cerca de dicho palacio y aún hoy vive en un rancho perdido en medio de la Sierra Madre Occidental, sin reconocimiento alguno dentro y fuera del país. Pese a que el mural fue inaugurado por Jacques Chirac y Ernesto Zedillo (entonces presidentes de Francia y México, respectivamente), él no fue invitado e incluso un intermediario lo transó al no pagarle la obra por completo.
Lo anterior es apenas el prólogo de Eco de la montaña, cinta realizada por Nicolás Echevarría (Cabeza de Vaca; María Sabina, mujer espíritu; El niño Fidencio, taumaturgo del Espinazo), que gira sobre un nuevo mural creado por Santos, ya que el anterior fue mal colocado en su recinto final; esto no se trata de un simple error, pues con las obras wixáricas (huicholas) se transmite toda la cosmogonía de éste pueblo: su historia desde la concepción del mundo por los dioses, la unión entre la naturaleza y el hombre por medio de ritos.
El documental abarca todo el proceso creacional de la obra. Santos tardó aproximadamente dos años en realizarlo pues, contrario a los procesos del arte occidental, aquí no vemos al genio creador sino un profundo sentimiento religioso: para contar la historia de su pueblo es necesario pedir permiso a los dioses. Echevarría acompañó al artista y su familia en un viaje por el mundo huichol: desde Wirikuta, sitio emblemático (hoy acechado por las mineras canadienses) para este pueblo, pues el sol nació ahí, hasta San Blas, Nayarit, lugar de la creación del hombre según la cosmovisión de este pueblo.
La fotografía, a cargo del autor y de Sebastián Hoffman, tiene gran peso en la narrativa de la película, pues ésta sólo cuenta con un narrador en off que es el mismo Santos de la Torre. Las imágenes penetran en las emociones rituales, en los descubrimientos ante la ciudad que se contrapone a las llanuras y barrancas habitadas por cactus; los paisajes, ventosos y áridos, reflejan el mundo representado con chaquiras de colores vivos en el arte huichol.
El trabajo de Echevarría busca reivindicar no sólo a Santos, sino al pueblo wixárica cuyas tierras, en su mayoría, han dejado de pertenecerles debido a proyectos de agricultura de alto impacto o minas a cielo abierto que amenazan con su forma de concebir la vida. Pese a todo el pueblo del venado permanece. Los rituales chamánicos, ya abordados en otras cintas del cineasta nayarita, se hacen presentes con la ingestión del peyote o el sacrificio de animales, por lo que, si defiendes al pueblo lo mismo que a los seres vivos, debes hacer de tripas corazón en un par de escenas.
A pesar de que la cinta ganó el premio Mezcal (Mejor película mexicana) en la pasada edición del El Festival Internacional de Cine en Guadalajara y ha sido invitada a diversos festivales alrededor del mundo, no cuenta con distribuidora, por lo que su proyección, hasta el momento, se limita al 34 Foro Internacional de la Cineteca. Una razón para no perdérsela.
Nicolás Echevarría (Nayarit, México, 1947)
En 1972, después de haber estudiado arquitectura y música en el Conservatorio Nacional de la ciudad de México, inició sus estudios de cine en el Milenium Film Workshop de Nueva York. A su regreso a México un año más tarde realizó su primer documental de muchos dedicados al mundo indígena, uno de sus principales ejes temáticos, Judea, semana santa entre los coras, para el que contó por primera vez con la colaboración del músico mexicano Mario Lavista.
Entre sus principales trabajos realizados sobre la cosmovisión indígena y campesina se encuentran los documentales María Sabina, mujer espíritu y Niño Fidencio, taumaturgo de Espinazo, ambos realizados entre 1978 y 1981. Su largometraje de ficción Cabeza de Vaca, basado en los textos del conquistador español Álvar Núñez Cabeza de Vaca, participó en festivales internacionales como Berlín y Biarritz.
Filmografía selecta
Judea, semana santa entre los coras (1973)
María Sabina, mujer espíritu (1978)
Teshuinada, semana santa tarahumara (1979)
Poetas campesinos (1980)
Niño Fidencio, taumaturgo de Espinazo (1980)
Cabeza de Vaca (1990)
La pasión de Iztapalapa (1995)
Eco de la montaña (2014)