Aunque ha solicitado una investigación exhaustiva, Rusia se encuentra en el punto de mira de las grandes potencias por el asunto del avión de Malaysia Airlines, que el pasado jueves cayó en el este de Ucrania, presuntamente abatido por un misil lanzado por los rebeldes prorrusos.
El avión, un Boeing 777, cubría la ruta Amsterdam-Kuala Lumpur, con 298 personas a bordo, 193 de nacionalidad holandesa (una de ellos también con nacionalidad estadunidense), y se estrelló sin que haya habido ningún superviviente.
A bordo también viajaban 44 malasios, incluidos los 15 tripulantes y dos bebés; 27 australianos; 12 indonesios, incluido un bebé; 10 británicos, uno de ellos con doble nacionalidad sudafricana; 4 alemanes; 4 belgas; 3 filipinos; 1 canadiense y 1 neozelandés.
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y su homólogo estadunidense, John Kerry, coincidieron hoy en la necesidad de que todas las pruebas pasen a disposición de una comisión internacional de investigación.
En una conversación telefónica, Lavrov y Kerry “consideraron imprescindible garantizar una investigación internacional absolutamente sin trabas, independiente y abierta de la catástrofe del avión malasio”, señaló un comunicado del Ministerio ruso de Exteriores.
Pese a esa aparente colaboración, Washington se ha mostrado también muy crítico con la actitud de Moscú en lo concerniente al siniestro.
Los rusos son “los grandes perdedores” tras el presunto derribo del avión y Moscú está más aislado que nunca, según dijo el secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, en una entrevista con el servicio de noticias Bloomberg.
“El misil tierra-aire tuvo que venir de Rusia, la instrucción para operar el misil tierra-aire muy probablemente provino de Rusia”, afirmó Hagel.
Aunque no está claro si el gobierno de Rusia supo de antemano acerca del uso del misil, “no cabe duda de que los rusos van a ser los grandes perdedores” una vez que el incidente se investigue a fondo, añadió.
Ayer, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, afirmó que Estados Unidos ha concluido que el misil fue lanzado desde el este de Ucrania.
Rusia “continúa aislándose en el mundo” como resultado de la política del presidente ruso, Vladimir Putin, que “ha instigado el conflicto en el este de Ucrania durante meses, alienta a los separatistas y les proporciona equipo militar avanzado”, señaló Hagel.
Por su parte, los gobiernos británico y holandés creen que la Unión Europea (UE) debe reconsiderar su relación con Rusia tras el siniestro, según informó hoy el 10 de Downing Street.
El primer ministro británico, David Cameron, habló hoy con su colega holandés, Mark Rutte, y los dos coincidieron en que el vínculo del bloque comunitario con Moscú debería ser revisado.
Asimismo, Downing Street informó de que el embajador ruso en Londres, Alexander Yakovenko, fue convocado hoy al Foreign Office, donde se le pidió que comunique a Putin que influya en los rebeldes prorrusos para que no impidan el acceso a la zona donde cayó el avión.
Una portavoz de Downing Street dijo que miembros de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) han tenido un acceso “limitado” al terreno donde se estrelló el aparato.
Antes, el ministro británico de Exteriores, Philip Hammond, advirtió a Putin de que el mundo observa a Rusia para asegurar que cumple con sus obligaciones hacia las víctimas.
En una declaración, Hammond dijo que es cada vez más probable la hipótesis de que el aparato fue derribado por un misil disparado por los rebeldes prorrusos en el este de Ucrania.
“No estamos teniendo suficiente apoyo de los rusos, no estamos viendo que Rusia utilice su influencia de manera efectiva para que los separatistas, que controlan el lugar, permitan el acceso que necesitamos”, dijo Hammond.
Por su parte, el presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, anunció hoy que prepara demandas judiciales para que las organizaciones separatistas prorrusas de las regiones orientales de Donetsk y Lugansk sean calificadas como terroristas.
Poroshenko se reunió con el ministro de Asuntos Exteriores holandés, Frans Timmermans, que llegó hoy a Ucrania para ayudar a que los cuerpos de los 193 holandeses fallecidos sean repatriados lo antes posible.
El jefe de la diplomacia holandesa aseguró que su país “no descansará hasta que los culpables comparezcan ante la Justicia” y no solo los materiales “sino también a los que lo hicieron posible”, en aparente alusión a Rusia, acusada tanto por Kiev como por Washington de participar indirectamente en la catástrofe.
El ministro de Transporte de Malasia, Liow Tiong Lai, que viajará esta noche a Ucrania para supervisar las tareas de los investigadores, lamentó que la zona no haya podido ser acordonada para evitar el paso de intrusos.
La canciller alemana, Angela Merkel, abordó con Putin la necesidad de garantizar una investigación independiente en el lugar del siniestro, al tiempo que le apremiaba a ejercer su influencia sobre los separatistas prorrusos del oriente ucraniano.
El presidente francés, François Hollande, habló hoy por teléfono con su homólogo ucraniano, con quien coincidió en que “no se puede tolerar ningún obstáculo” a la investigación.
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