Fijado el problema del albergue infantil de Mamá Rosa por las pavorosas imágenes de lo que ocurría dentro, Vicente Fox, Marta Sahagún, intelectuales, organizaciones civiles y políticos salieron en defensa de Rosa Verduzco, pero nadie hizo alusión a los niños hacinados en un hoyo de insalubridad y abusos sexuales tipo campo de concentración.

 

El argumento a favor de Mamá Rosa fue insostenible: ella no estaba enterada de lo que ocurría al interior del albergue, a pesar de que en un artículo de Enrique Krauze se describe el autoritarismo grosero de Rosa Verduzco -malas palabras como insulto- con los niños porque, decía, había que tratarlos con dureza.

 

 

 

El punto central de ese conflicto no es el operativo policiaco ni el arresto de Mamá Rosa operando como Madama Rosa sino las imágenes difundidas del interior del inmueble: hacinamiento, malos tratos, insalubridad, alimentos podridos, tráfico de influencias, abusos sexuales y cuartos infectados de materias fecales. Si Madama Rosa ignoraba lo que ocurría en un inmueble que estaba a la vista de todos, entonces se encuentra muy mal de sus facultades mentales.

 

El problema del caso de Madama Rosa radica en el descuido en el manejo de centenas de niños. De ahí, por ejemplo, la defensa de Lydia Cacho cuando ha sido tan intolerante en la protección de menores de edad explotados sexualmente o maltratados. Si las fotos y los primeros testimonios de niños abusados sexualmente no conmovieron a Cacho, entonces su discurso de defensa de derechos humanos carecerá de sustento moral.

 

El problema en el caso de Madama Rosa radica en la politización. Existe un sentimiento social politizado de carácter antisistémico, antiestatista, antigobierno y antipoliciaco que promueve en automático una simpatía al delincuente en tanto es víctima de la fuerza de seguridad de Estado. Por ejemplo, el padre Alejandro Soladinde llamó a los criminales de Los Zetas como “hermanos zetas”.

 

Las imágenes de los niños en condiciones de esclavitud, la lógica autoritaria de que su pobreza sólo se puede controlar con la represión -muy fascista y nazi-, la insalubridad que mostraron las cámaras, las enfermedades de hacimiento sin control sanitario y la existencia de niños viviendo en condiciones de el castillo de la pureza con todo y la sexualidad como tráfico interno debieron de indignar a intelectuales, políticos y organizaciones civiles.

 

La defensa de Fox y su esposa fue lógica por la presencia de Madama Rosa en los territorios zamoranos de Michoacán de Martha Sahagún. Pero la ex pareja presidencial nunca se destacó por la defensa de los derechos humanos o de los niños. En cambio, intelectuales, activistas y organizaciones civiles han intensificado su crítica a la PGR por el operativo que, hasta donde se tienen datos, cumplió con todos los requisitos legales.

 

De acuerdo con la lógica de los defensores de Madama Rosa, lo que procede no sólo es la libertad de Rosa Verduzco con el ofrecimiento de disculpas, sino facilitarle su regreso al albergue con todo y los niños en condiciones de insalubridad salvaje. Es decir, que el Estado mexicano, por presión de los Fox y sus aliados intelectuales y sociales, abdique de su política de defensa del bienestar de los niños

 

Y falta conocer el padrón de la población atendida: cuántos niños han ingresado al albergue, cuántos han salido, dónde están todos y cuántos faltan.

 

Si en el caso de Madama Rosa sólo importa la relación política y de poder de Rosa Verduzco y no la explotación y el abandono infantil que están penados por las leyes, entonces habrá que replantear la función de intelectuales, activistas y simpatizantes de la dueña de un albergue que mantuvo a cientos de niños pobres en un hoyo insalubre y de explotación sexual que funcionaba como campo de concentración.