ESTAMBUL. Un nuevo golpe en el enfrentamiento entre el primer ministro turco, el islamista Recep Tayyip Erdogan, con sus adversarios en la administración pública llevó a prisión a 67 policías, muchos de ellos altos cargos.
La operación fue lanzada de madrugada de ayer en 22 provincias de Turquía, con numerosos registros de domicilio y todavía podrá ampliarse, como el propio Erdogan advirtió a la cadena CNNTürk.
Entre los arrestados hay numerosos altos cargos de las unidades antiterroristas o contra los delitos financieros, tanto de Estambul como de Esmirna, la tercera ciudad del país.
Varios de los detenidos son presuntamente responsables de la investigación de una supuesta trama de corrupción en las altas esferas del gobierno, un escándalo que en diciembre pasado forzó la dimisión de cuatro ministros.
Aquella operación policial quedó en nada, después de que el Ministerio de Interior abortara las investigaciones el gobierno cambiara a varios dirigentes de la Fiscalía, que finalmente puso en libertad a todos los acusados.
Pero en las redes sociales se difundieron grabaciones con supuestas conversaciones entre altos cargos del Ejecutivo, entre ellos el propio Erdogan, que parecían demostrar su implicación en enormes fraudes financieros.
Los detenidos ahora son sospechosos, según detalla la cadena NTV, de haber realizado espionaje s a más de 220 personas, entre ellos empresarios, artistas y juristas.
Además habrían cometido delitos como la revelación de secretos del Estado, la falsificación de documentos oficiales o la destrucción de sistemas informáticos.
Acorde a la Fiscalía de Estambul, los policías se inventaron una organización terrorista inexistente, bautizada “Selam-Tevhid”, para realizar seguimiento a cientos de ciudadanos, bajo el pretexto de investigar ese grupo.
Algunos jefes de policía detenidos se declararon inocentes al verse frente a la prensa mientras se les trasladaba a los juzgados.
Varios de los altos cargos fueron esposados tras pasar por el preceptivo control sanitario, en un gesto poco habitual en este tipo de detenciones.
Las fotos con los jefes de policía esposados se han convertido en portada de gran parte de los medios turcos con edición digital.
Según la prensa turca, la operación de ayer fue parte de la lucha del Ejecutivo contra el llamado “Estado paralelo”, nombre con el que Erdogan se refiere a las redes de simpatizantes del predicador islamista exiliado Fethullah Gülen.
Dichas redes fueron durante años un firme aliado de Erdogan en su lucha contra los estamentos de poder militares y laicos, dominando Policía y Judicatura de Turquía.
Pero la lucha por el poder entre los gülenistas y el núcleo duro de seguidores de Erdogan -que a grandes rasgos comparten la misma ideología islamista- estalló en otoño pasado con acusaciones mutuas.
Durante la primera mitad del año, gran parte de los jefes de la policía, y numerosos fiscales, fueron destituidos o trasladados de puesto en lo que se concebía como una campaña para reducir el poder de la red en las esferas de la administración.
Durante sus últimos mítines de campaña, Erdogan, ahora candidato presidencial para las elecciones de agosto, ha reiterado con frecuencia su promesa de erradicar el “Estado paralelo”.