ARGEL | PARÍS | BAMAKO. El avión de Air Algérie, desaparecido en la noche del miércoles con 116 personas a bordo, se estrelló en una zona del norte de Mali donde se localizaron sus restos, entre ellos, la caja negra que fue enviada a la cercana ciudad de Goa.
“No hay ningún sobreviviente“, dijo el presidente francés François Hollande, de cuyo país procedían 51 de los 110 pasajeros del avión, que había sido fletado por la compañía española Swiftair para Air Algérie, para cubrir la línea Uagadugu-Argel.
También Swiftair informó desde Madrid del hallazgo de los restos de la aeronave en Mali sin sobrevivientes y aseguró que, por el momento, es demasiado pronto para hablar sobre las causas del accidente.
Ejército establece perímetro de seguridad en zona donde cayó el avión
El ejército maliense ya se encuentra en el lugar de los hechos junto con un centenar de militares franceses y han establecido un perímetro de seguridad en la zona donde están esparcidos los restos.
El lugar donde cayó el avión es la localidad de Gossi, a unos 100 kilómetros de Gao, la mayor ciudad de los alrededores y supuestamente la mejor equipada para recibir la caja negra y transportarla más tarde a otro destino.
Totalmente calcinado
Fuentes de la seguridad maliense dijeron a EFE que en el lugar de los hechos “todo está calcinado”, mientras que fuentes de los servicios de rescate argelinos, también presentes en el lugar, dijeron a la agencia APS que los restos “están totalmente desintegrados”.
Hollande explicó que los fragmentos del aparato están “concentrados en un espacio limitado, pero es demasiado pronto para sacar conclusiones” sobre los motivos del siniestro, y por eso aunque se barajen algunas hipótesis, “en particular” las malas condiciones meteorológicas, “no descartamos ninguna”.
Hipótesis
De momento, el gobierno argelino ha descartado implícitamente la responsabilidad de los grupos armados que operan en la zona. Su ministro de Exteriores, Ramtane Lamamra, explicó anoche que fue “uno de esos movimientos” (no dijo cuál) el primero en encontrar restos del avión y dar la voz de alarma.
Estos grupos armados, enfrentados al gobierno central de Bamako pero que al mismo tiempo negocian con él, “se han comprometido a desplegar todos los esfuerzos para acudir en socorro (de los pasajeros) y garantizar la seguridad del lugar”.
Esta mañana, el secretario de estado de transportes de Francia, Frédéric Cuvillier, había señalado que a la vista de que los restos se han encontrado “concentrados”, la aeronave “se podría haber desintegrado en tierra”, es decir, que no estalló en vuelo.
Cuvillier dijo que, con esos elementos, se descartan algunas hipótesis, “en particular” que hubiera recibido el impacto de un misil.
El ministro de Interior, Bernard Cazeneuve, estimó por su parte que “la hipótesis más probable” es que se viera afectado por las malas condiciones meteorológicas que se daban cuando el avión entró en el espacio aéreo de Mali.
La razón es que, momentos antes de que se perdiera el contacto con el vuelo Uagadugú-Argel, la tripulación señaló a Uagadugú que iba a cambiar de ruta por la complicada situación meteorológica.
Cuvillier recordó que el avión de Swiftair había sido objeto de un control por parte de la Dirección General de la Aviación Civil francesa el pasado martes en Marsella, con ocasión de una escala, y que se le había hecho una inspección más a fondo hace menos de un mes, de forma que “no hay ninguna razón para dudar a ese respecto”.
También el ministro argelino Lamamra defendió el estado del avión, al subrayar que los exámenes a los que se sometió al avión fueron “conforme a las exigencias” en el sector.
Nacionalidad de las víctimas
Además de los 51 pasajeros franceses, viajaban en el avión 24 burkinabeses, ocho libaneses, seis argelinos, cinco canadienses, cuatro alemanes y dos luxemburgueses, y pasajeros individuales procedentes de Chile, Mali, Bélgica, Nigeria, Camerún, Egipto, Ucrania, Rumanía y Suiza.
En cuanto a la tripulación española, distintas fuentes confirmaron a EFE las identidades de sus miembros dados por muertos: Agustín Comerón, piloto, e Isabel Gost, primer oficial, ambos residentes en Mallorca; el donostiarra Raúl Montero y los madrileños Miguel Ángel Rueda y Federico Cárdernas, todos ellos tripulantes de cabina.
La identidad del sexto tripulante no ha sido confirmada.