WASHINGTON. A una semana del receso anual del Congreso, el presidente Barack Obama está pidiendo a los republicanos que contribuyan a aliviar el influjo de menores y familias inmigrantes de Centroamérica, pero a medida que disminuyen las esperanzas de que los legisladores actúen antes de sus vacaciones, también se concentra en otros medios para contener esa corriente.
Los líderes republicanos están trabajando contra el reloj para hallar un consenso dentro del partido a fin de lidiar con el arribo de 57.000 niños y otros inmigrantes que han llegado desde octubre, principalmente de El Salvador, Honduras y Guatemala.
La demanda de Obama para que actúen los legisladores tiene lugar en momentos en que los republicanos buscan lograr consenso para aprobar un paquete de medidas que incluye enviar la frontera de efectivos de la Guardia Nacional, aumentar el número de jueces de inmigración y modificar la ley para que los niños que llegan por decenas de miles puedan ser deportados más rápidamente.
El conjunto de medidas costaría menos de 1.000 millones de dólares, dijeron varios legisladores, mucho menos que los 3.700 millones solicitados por Obama para enfrentar la crisis.
Obama, que se reunió la semana pasada con los presidentes de Guatemala, Honduras y El Salvador, dijo que Estados Unidos tiene compasión por los niños inmigrantes, pero que quienes no tengan motivos valederos para permanecer en el país serán devueltos. A la vez, los mandatarios centroamericanos dijeron que Obama les aseguró que los derechos de esos niños serán respetados.
“Espero que el titular de la Cámara de Representantes (John) Boehner y los republicanos en la cámara baja no se vayan durante el mes de agosto de vacaciones sin hacer algo para ayudar a solucionar este problema”, dijo Obama el viernes después de reunirse con el vicepresidente Joe Biden y los tres presidentes centroamericanos.