Casi 300 pasajeros murieron cuando el avión en el que viajaban fue impactado con un cohete cuando surcaba el cielo. Varias aerolíneas suspendieron sus vuelos al aeropuerto más grande de Israel tras el ataque. Un avión se estrelló durante una tormenta, y otro más desapareció. La aviación ha sufrido una de sus peores semanas de las que se tenga memoria cuando ocurrieron desastres en tres continentes distintos.
Analistas de la industria aeronáutica y expertos en seguridad aérea se han roto la cabeza cuando ven la aparente aleatoriedad de las tragedias y han dicho que no puede encontrar causas comunes a todos los desastres. Pero tampoco creen que se pueda asegurar, así de repente, que volar es menos seguro.
Menos de un vuelo de cada dos millones terminó en un accidente en el que el avión resultara seriamente averiado y sin posibilidad de reparación en 2013, de acuerdo con la Air Transport Association. La cifra incluye los accidentes ocurridos con aerolíneas de carga y fletes así como con vuelos regulares que transportan pasajeros.
“Una de las cosas que me hace sentir mejor cuando estudiamos estos eventos es que nos fijamos si los accidentes se les atribuyen un mismo tipo de evento o una misma causa, en cuyo caso diríamos que se trata de un problema sistémico, pero cada evento es único y tiene su propia causa”, dijo Jon Beatty, presidente de la Flight Safety Foundation, organización sin ánimo de lucro financiada por la industria aérea, con sede en Alexandria, Virginia, y que promueve la seguridad de la aviación mundial.
Pero Beatty dijo que esta seguidilla de desastres aéreos le ha servido de “tozudo recordatorio” de que los accidentes de las aerolíneas probablemente aumentarán ya que la industria está creciendo, especialmente en los países en vías de desarrollo. Mientras más vuelos haya, más posibilidades de que se presenten más accidentes, señaló.
La seguidilla de accidentes inició el 18 de julio cuando el vuelo de Malaysia Airlines número 17 fuera derribado al este de Ucrania. Llevaba 298 personas a bordo. Aún no se sabe con certeza quién disparó el misil que destruyó el avión.
Las autoridades de Ucrania han culpado a los rebeldes rusos mientras que funcionarios de Estados Unidos han ofrecido pruebas circunstanciales que sugieren que ese podría ser el caso.
El derribo de este avión aumentó las desgracias para Malaysia Airlines este año. La misteriosa desaparición de su vuelo 370, con 239 personas a bordo ocurrido en marzo sumada al vuelo 17 disparó al doble el total de decesos que tuvieron todas las aerolíneas en 2013, que fue el año más seguro de la industria aeronáutica en su historia desde que se llevan conteos de accidentes.
Ascend, firma consultora de la industria de la aviación a nivel global y con sede en Londres, contabilizó 163 muertes en 2013 en aviones que tuvieran 14 asientos o más.
El miércoles, apenas siete días después del derribo del avión sobre cielo ucraniano, un avión de la aerolínea TransAsia Airways se estrelló en Taiwán cuando arreciaba una tormenta que siguió a un tifón. Murieron 48 pasajeros, otros diez resultaron heridos, incluyendo la tripulación del avión, y cinco personas más que se encontraban en tierra.
Al día siguiente, un vuelo de la aerolínea Air Algerie, con 116 pasajeros más la tripulación, desapareció sorbe una tormenta sobre Malí, mientras se dirigía desde Burkina Faso a la capital de Argelia. El avión era operado por la aerolínea por Swiftair, un ‘carrier’ español.
El analista de la industria de la aviación, Robert W. Mann Jr., dijo que no espera que estos eventos vayan a disuadir a los viajeros de volar.
“Todos estos eventos son trágicos, pero el consumidor mundial de viajes aéreos tiene una memoria muy corta y muy focalizada en los mercados nacionales en los que vuela”, dijo. “El 99% de los pasajeros nunca va o vuelan a los lugares donde estas cosas suceden. Esto no es un problema para la mayoría que por eso continúan volando a pesar de estos titulares de prensa”.
Pasajeros entrevistados por The Associated Press dijeron que no se encontraban especialmente preocupados con el tema de la seguridad aérea.
“Podría pasar todos los días o dejar de pasar”, dijo Bram Holshoff, pasajero holandés en el aeropuerto de Tegel, en Berlín. “Es un poco exagerado que haya sucedido tres veces esta semana, pero para mí nada va a cambiar”.
Lam Nguyen, de 52 años, de Tahití, quien se dirigía a Los Ángeles desde el aeropuerto Charles de Gaulle, de París, dijo que volar es una manera de viajar “muy segura”. “Si algo va a suceder, va a suceder…. Eso no me impide volar”, dijo.
El derribo del vuelo de Malaysia Airlines 17 ha suscitado dudas sobre si las compañías aéreas y las autoridades de aviación de los países respectivos han cambiado las rutas de vuelo con la suficiente rapidez cuando estallan disturbios en países en conflicto, que amenacen la seguridad de los vuelos. Pero el consultor de seguridad en la aviación, John Cox, ex piloto de una aerolínea e investigador de accidentes, dijo que no ve ninguna conexión entre ese evento y otros desastres ocurridos.
“No sé cómo se puede responder a cualquier cosa cuando no hay una coincidencia en los eventos”, dijo. “No tenemos un conocimiento completo de lo que sucedió con el accidente de Taiwán y tampoco con el avión” de Air Algerie.
Cox atribuyó la decisión de la Administración Federal de Aviación estadunidense de prohibir los vuelos al aeropuerto internacional Ben Gurion, de Tel Aviv, a la “hipersensibilidad” de que pueda suceder otro derribo de un avión. La FAA emitió la orden el martes después de que un cohete lanzado por Hamas explotara a una milla de dicho aeropuerto. La prohibición fue levantada 36 horas después.
La aviación es “fundamentalmente segura y será cada vez más segura, pero puede que siempre resulte presa de los errores o la mala voluntad del hombre”, dijo Kenneth Quinn, ex consejero jefe de la Administración Federal y socio del bufete de abogados Pillsbury, en Washington.
“A veces nos olvidamos de la magia del vuelo, o de la fragilidad de la vida, pero esta semana ha traído a casa la necesidad de apreciar esto más y proteger un poco mejor”.