Los dinosaurios priistas del siglo XX -hoy tan despreciados por sus herederos los neopriistas del siglo XXI- acuñaron muchas frases que resumían de manera inmejorable los usos y costumbres de la clase política.

 

Una de esas frases, atribuida al ideólogo tuxpeño Jesús Reyes Heroles, quien fuera secretario de Gobernación, ha caído en desuso, pero sería muy útil que la conociera y la aplicara el actual inquilino del Palacio de Covián en la calle de Bucareli: “La Secretaría de Gobernación no debe verse ni oírse, debe sentirse”.
Los observadores políticos objetivos e imparciales apuntan que la sobreexposición mediática de Miguel Ángel Osorio Chong -coordinador del gabinete presidencial y ajonjolí de todos los moles- parece que le ha quitado tiempo a ese importante funcionario para tejer fino “en corto”, y para hacer sentir la presencia de Gobernación desactivando los explosivos en el ámbito de la política interna antes de que las bombas estallen.

 

osoriochong
El turno es de las organizaciones campesinas que le han declarado la guerra a las expropiaciones de tierras -elegantemente rebautizadas como “ocupaciones temporales”-, que forman parte del paquete de modificaciones contenidas en las leyes secundarias de la reforma energética.

 

Esas mal disimuladas expropiaciones que se producirán en el campo hicieron sonar las alarmas en las organizaciones de ese sector, pero no fueron escuchadas por los rumbos de Bucareli. En forma tardía reaccionó Osorio Chong, y ahora trata de calmar los ánimos de los iracundos líderes agrarios mediante la instalación de mesas de diálogo.

 

En la Secretaría de Gobernación se olvidó un discurso que los campesinos sí recordaron. Fue pronunciado por el presidente de la República el 5 de marzo de 2014 en una reunión realizada en la ciudad de Manzanillo, Colima, con líderes nacionales y regionales de organizaciones agrarias, temerosos de que la reforma al campo -que todavía está en veremos- incluyera modificaciones en el régimen de propiedad de la tierra.

 

Dijo Enrique Peña Nieto en aquella ocasión:

 

“Para no caer en especulaciones de ningún tipo, ni alimentar las que eventualmente hubiera, hay que dejar muy en claro que el gobierno de la República ni ha propuesto ni propondrá iniciativa alguna que modifique el régimen de propiedad social que hay en nuestro país. Que el gobierno de la República de ninguna manera propondrá modificaciones a las modalidades de propiedad que actualmente prevé nuestra Constitución General de la República”.

 

Total, que lo que no propuso la inexistente reforma al campo, sí lo propuso la reforma energética: modificar las modalidades de propiedad de la tierra.
De esa manera, los legisladores desmintieron al Jefe del Ejecutivo Federal.

 

¿Y la Secretaría de Gobernación? Ni en cuenta.

 

Ahora, una vez ahogado el chamaco, tratarán de tapar el pozo, apunta un puntilloso observador.

 

El día de hoy, el Secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, y el Consejero Jurídico del Ejecutivo Federal, Humberto Castillejos Cervantes, se reunirán con las organizaciones campesinas a cuyos representantes se les “dará atole con el dedo”, perdón, perdón, les explicarán los alcances de las minutas de las leyes secundarias de las reformas en materia energética aprobadas por el Senado de la República.

 

En pocas palabras, les informarán en qué consiste el “neo zapatismo” de los “neo priistas del Siglo XXI”, y sus alcances.

 

Y para que tomen a gusto su “atolito” se instalará una “mesa de trabajo” para revisar y analizar las propuestas que entregaron los representantes de las organizaciones campesinas.

 

Todo esto y más, será con el objetivo de generar un Acuerdo para las Acciones de la Transformación del Campo. ¡Ojo, mucho ojo! Sugieren los “agroyuppies”. Ya no hablan de la gran reforma al campo que prometió el Jefe del Ejecutivo, sino de un simple Acuerdo (con mayúscula).

 

Pues es que el campo no necesita una reforma, reconocen funcionarios del gobierno, porque ya no hay nada que reformar.

 

Además, si la reforma energética ya reformó las leyes del campo, pues para que otra reforma, ¿no?

 

¡Se equivocan! ¡Habrá reforma y será grandota! Parece responder la senadora Cristina Díaz, quien “one more time” estuvo en Nuevo León para promover su candidatura. “Con la Gran Reforma Transformadora al Campo” (así, con mayúsculas), el agro nacional debe dejar de ser expulsor de migrantes y convertirse en un verdadero detonador del crecimiento y desarrollo nacional, …su objetivo no es sólo beneficiar a sus millones de productores, que día a día se esfuerzan en trabajar la tierra para tener el sustento familiar, sino también para hacerlo más productivo, más rentable y que se obtengan satisfactores básicos para la sociedad, como son los alimentos… la reforma busca que el campo sea un detonador de la economía nacional y con ella se libere potencial, fortaleza y se dé el crecimiento de sus actividades… siempre pensando en el bienestar de quienes todos los días con sus manos trabajan la tierra y producen los alimentos que llegan a nuestras mesas.” Dijo la señora.

 

¡De lengua me como un taco! Responden los campesinos que ya no creen en nada ni en nadie.

 

La senadora también aclaró que luego de la aprobación en el Senado de las leyes secundarias en materia energética, no habrá expropiaciones de ningún tipo. Los derechos de ejidatarios y propietarios estarán protegidos por la legislación y las autoridades mexicanas, frente al interés de cualquier empresa. “Es absolutamente falso que con esta reforma se vayan a dar despojos a campesinos o poseedores de tenencia de la tierra, toda vez que en ninguna de las leyes secundarias se aprobó la existencia de algún tipo de expropiación”. Y tiene razón en este punto, no habrá expropiación, sino “ocupación temporal”. ¡En la práctica será lo mismo! Responden los suspicaces.