Expertos advierten que la sexta extinción biológica parece haber entrado en su etapa inicial, que afecta en primer lugar la supervivencia de los grandes animales, cuya pérdida afectará la estabilidad de la fauna e incluso la salud humana.
Como la “Defaunación del Antropoceno” comienzan a denominar los científicos a la era en la que vivimos y que constituye, según un estudio publicado en Science, el inicio de la sexta extinción masiva de la Tierra.
En general, se considera “extinción masiva” al período en el cual desaparece un número muy grande de especies.
Las otras tuvieron lugar hace 440 millones de años, 367 millones, 208 millones y 10 millones de años.
La más grave ocurrió hace 245 millones de años, ya que provocó la desaparición del 95% de todas las especies animales, por lo que es considerada la peor de toda la historia de nuestro planeta.
Todas estas extinciones fueron provocadas por causas naturales, ya sean erupciones volcánicas, colisiones de meteoritos o cambios climáticos, pero la naturaleza necesitó 10 millones de años para recuperar el equilibrio biológico perdido por la desaparición de las diferentes especies.
Explicación
Desde el año 1500, más de 320 vertebrados terrestres se han extinguido. Las poblaciones de las especies restantes se han reducido en promedio un 25%, una situación preocupante que también comparte la vida invertebrada.
Se estima que entre el 16% y 33% de todas las especies en el mundo se encuentran en peligro de extinción. Frente al crítico panorama actual, el líder del estudio y profesor de biología Rodolfo Dirzo, de la Universidad de Stanford, ha acuñado el término defaunación en el antropoceno.
La megafauna, conformada por los animales más grandes como elefantes, rinocerontes y osos polares, presentan el mayor ritmo de declive, una tendencia similar a las extinciones masivas previas.
Estas especies, al dar a luz a pocas crías a la vez, tienden a tener menores índices de crecimiento poblacional. Además, requieren de grandes áreas y su gran masa los vuelve blancos fáciles para el ser humano.
Conforme desaparecen, incrementa el número de animales pequeños como los roedores, lo cuales son portadores de enfermedades infecciosas.
Por ejemplo, experimentos realizados en Kenia sobre pérdida de megafauna han revelado que, al desaparecer especies más grandes, aumentan los roedores y, con ellos, la abundancia de los ectoparásitos portadores de enfermedades que pueden afectarnos.
Más preocupante aún, es el hecho de que la población humana se ha duplicado en los últimos 35 años y no muestra signos de desaceleración en su crecimiento.
En el mismo período, el número de animales invertebrados -tales como escarabajos, mariposas, arañas y gusanos- se ha reducido en un 45%.
Extinción anunciada
Hace una década, en el año 2004, ya se alertó de que la Tierra estaba viviendo la sexta gran extinción masiva de su historia.
Fue en un informe elaborado por el Earth Policy Institute, una institución estadunidense dedicada a promover el desarrollo sostenible, presidida por Lester Brown.
Entonces se advertía que las actividades de los humanos hacen que, cada año, desaparezcan miles de especies de nuestro planeta, desde pequeños microorganismos a enormes mamíferos, sin que de muchos de ellos hayamos sabido siquiera de su existencia.
También se señalaba que el nivel de extinción alcanzado es entre mil y 10 mil veces más rápido que el de los últimos 60 millones de años, durante los cuales el crecimiento de las nuevas especies ha sido más rápido que la desaparición de otras formas de vida, proceso que se ha invertido.