El eventual desecho de los televisores analógicos derivado del programa Transición a la Televisión Digital Terrestre (TDT) podría representar un peligro para la población, debido a que no se han definido las políticas públicas necesarias para el manejo de estos materiales.
El cambio de señales analógicas a digitales en México liderado por la Secretaría de Comunicaciones de Transportes (SCT), implicará que al menos 15 millones de televisiones en el país sean obsoletas para finales de 2015.
De acuerdo con el Programa de Trabajo para la Transición a la Televisión Digital Terrestre (TDT), realizado por la SCT, las dependencias encargadas de llevar a cabo esta tarea son la SCT, encabezada por Gerardo Ruiz Esparza, y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), dirigida por Juan José Guerra Abud.
El documento publicado en el Diario Oficial de la Federación el 15 de mayo de 2014, señala en su estrategia 2.1 que se debe “establecer un plan de manejo para los televisores analógicos desechados producto de la transición a la TDT que considere el acopio y reciclaje”.
Al respecto, el subsecretario de Comunicaciones y Transportes, Ignacio Peralta, explicó a 24 HORAS que el tema está siendo revisado junto con la Semarnat, específicamente con el subsecretario de esta dependencia, Enrique Ochoa Reza, con quien detallaría puntualmente cómo se tratará este tema.
Por su parte, la Semarnat dijo a este diario que ambas secretarías se encuentran ajustando las líneas de trabajo para lo que será el plan de manejo de esos equipos, para en breve dar detalles del mismo.
Sin embargo, el cronograma de ejecución señala que esta línea de acción debía iniciarse en mayo pasado, y hasta el momento las autoridades no han presentado dicha estrategia.
Peligro ambiental
Especialistas advierten que la gran cantidad de desechos tecnológicos, para la cual aún no hay un plan de manejo, significa una eventual amenaza para el medio ambiente:
“El riesgo es muy grande, la batería del teléfono tiene litio, lo que puede afectar a los sistemas de agua corriente si no se tratan o se tiran en lugares indicados para contener estos riesgos; las computadoras tienen residuos peligrosos para el ser humano, si son 100 mil las que se desechan al año, hay un peligro ecológico”, dijo Eduardo Pallares, director general de Rescatec, empresa dedicada al manejo de equipo tecnológico en desuso.
“Las televisiones, ahí va a ser bastante peligroso ya que las televisiones que serán desechadas, la mayoría tienen cinescopio, que despide gases peligrosos. El desecho de estos electrónicos son bastante contaminantes para poderse reciclar”, aseveró.
De acuerdo con Pallares, en México se generan alrededor de 300 mil toneladas de basura electrónica al año: de éstas, 150 mil corresponden a computadoras y demás residuos tecnológicos, como celulares o televisores.
Los riesgos
El jueves 18 de julio del 2013 se inició formalmente el apagón analógico en la ciudad de Tijuana, Baja California, después de haberse recorrido esta fecha en tres ocasiones por cambios legislativos, elecciones o por la inconformidad de las dos principales televisoras en el país.
Al respecto, Javier García, director de Investigación de la Fundación RET (Reutilización y Reciclaje de Desechos Electrónicos para la Educación), explicó que sin un adecuado plan de manejo de residuos en la implementación del Programa de Transición Digital, el problema de la contaminación se agudizará de manera considerable, ya que los desperdicios electrónicos contienen compuestos como mercurio, plomo, cadmio, níquel, selenio, arsénico, cromo y bromo, que si no son tratados se convierten en un riesgo para la salud y el ambiente.
“El desecho de 15 millones de televisiones análogas podría implicar la compra de igual cantidad de aparatos nuevos, lo que incrementará el consumo de electrónicos en el país, el cual es de los más altos del mundo”, señaló.
México es el principal generador de basura electrónica per cápita en América Latina, sin embargo, tan sólo la tercera parte de estos residuos tiene un destino adecuado.
“No hay un sistema claro para hacerse cargo de esas toneladas de residuos, no se han presentado de manera clara los términos del programa. En México estamos claramente retrasados en políticas de reciclaje de aparatos electrónicos, ya que mientras en países como Estados Unidos se obliga a las compañías de tecnología a que se encarguen de recuperar esos desechos, aquí hay opacidad de cuál será el futuro de esta basura”, aseveró García.
Se lo toman con calma
A pesar de los plazos que establece el Programa de Trabajo para la Transición a la Televisión Digital Terrestre (TDT), fuentes al interior de la SCT señalaron a 24 HORAS que en la implementación de una estrategia para el manejo de televisores de desecho las autoridades tiene margen de inicio hasta diciembre del 2015, cuando se concretará el apagón analógico. Esta misma fuente afirmó que muchos de estos aparatos no se desecharán de manera inmediata después del intercambio.
La SCT tiene programado entregar 14 millones de televisiones digitales a familias de bajos recursos para completar la transición, pero para Ernesto Piedras, director general de la consultora The Competitive Intelligence Unit (TCIU), “el intercambio por una televisión digital no quiere decir que el usuario la vaya a entregar o la vaya a tirar”, opinión que comparte Gonzalo Rojón, director de análisis de la firma.
Sin embargo, ambos especialistas aceptaron que los químicos que se desprenden de estos aparatos pueden arrojar minerales y contaminantes a la tierra, lo que sí podría tener efectos adversos para el ambiente y la población.
De acuerdo con Eduardo Pallares de Rescatec, para tratar el nivel de riesgo que presentan estos contaminantes, hacen falta máquinas especializadas.
“En Estados Unidos hay varios ejemplos de la contaminación provocada por los cinescopios. Por ejemplo las empresas que quebraron por el auge de las nuevas tecnologías y que de alguna manera no cuentan con los recursos necesarios para tratar los aparatos que ya no pueden venderse en los mercados habituales”, dijo.
“El gobierno debería de tener un tipo de programa para el manejo de estos desechos, porque sí hay un riesgo ambiental y para la salud pública”, concluyó.