Salud y tecnología se han convertido en un interesante binomio de investigación para el gigante tecnológico Google, quien acaba de lanzar un estudio que pretende determinar y definir las variables que caracterizan a una persona sana para poder trabajar en la detección temprana de diferentes enfermedades. El proyecto forma parte de un conjunto de proyectos de la iniciativa Google X que trabajan por ejemplo en el coche que se maneja solo, los lentes de contacto que controlan la glucemia, Google Glass o el Internet de las cosas, entre otros.

 

Para esta investigación solicitaron primero 175 voluntarios, elegidos conforme a una muestra proporcional de edades, grupos raciales, hábitos y áreas geográficas, con el objetivo de someterlos a pruebas diagnósticas, prolongándose este estudio durante los próximos 10 años. El estudio se limita actualmente a EU, aunque Google no va a decir exactamente dónde. Los participantes saben que son parte de un estudio clínico, pero pueden no saber cuál en concreto. Todos estos requerimientos se mantienen en secreto para descartar los prejuicios de la gente que buscaría específicamente el estudio de Google, sesgando los resultados.

 

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Con este estudio se define una línea base de lo que es estar sano y resulta mucho más fácil detectar cambios e identificar las enfermedades graves antes, para disminuir el impacto o neutralizarlas antes de que aparezcan los síntomas. Google ha creado un equipo de alrededor de 100 científicos, siendo el líder de este proyecto Andrew Conrad de Google X, quien trabaja con las escuelas de medicina de la Universidad de Duke y la Universidad de Stanford.

 

Los datos serán cotejados y anónimos y se compararán con el estilo de vida de la persona, edad, hábitos y otros factores físicos para generar una imagen de lo que una persona sana debe ser. Además, estos datos revelarán los patrones de enfermedad que permiten establecer las primeras etapas de una enfermedad, y los patrones bioquímicos que señalan una mayor probabilidad de desarrollar un determinado padecimiento. Google aportará su programación y el análisis informático de los datos, algo que es tradicionalmente muy caro para los académicos. También diseñará y desarrollará una nueva tecnología portátil para controlar la salud de los participantes en el estudio, que proporcionarán datos sobre la frecuencia cardíaca y la presión arterial.

 

Los datos revelarán los patrones de enfermedad que permiten establecer las primeras etapas de la misma, y los parámetros bioquímicos que señalan una mayor probabilidad de desarrollar un determinado padecimiento

 

Las voces de alarma ya han saltado. Algunos están a favor y otros en contra. Los argumentos de los primeros señalan que es un gran proyecto, altruista, ambicioso y susceptible de convertirse en una gran contribución al bienestar humano, cuidando el anonimato y privacidad de los participantes. Los que están en contra señalan que ya existe una ley aprobada hace cinco años (Genetic Information Non Discrimination Act) que intenta proteger a los individuos de la discriminación a la que podrían ser sometidos por su información genética.

 

Lo malo es que hay muchas lagunas en esta ley pues no cubre casos relacionados con seguros de vida, salud o automóvil, por ejemplo. Una vez digitalizados los datos, podría ser peligroso para los implicados si éstos llegan a circular públicamente porque esta información sensible está en manos de Google, que aunque sea responsable, no deja de ser una compañía cuyos intereses varían constantemente, y puede cancelar proyectos repentinamente, como lo hizo con Google Health. Por otro lado, hay un beneficio enorme en la minería de datos de información sanitaria. Señalan los especialistas, que ha sido un tema tabú durante muchos años por la utilización de los datos de los perfiles por parte de las empresas, para excluir a las personas.

 

Este intento autofinanciado de Google para dar un impulso a los datos de atención médica seguramente provocará una positiva recepción de voluntarios sanos, bien sean los 175 o los 400 a los que aspira para fin de año. El contribuir a la mejora de la salud, como experimento o como curiosidad, mezclado con tintes altruistas y factores de discriminación al pretender acceder a determinados servicios, lo hace ser un tema verdaderamente complejo.