HAMBURGO. El aeropuerto de Hamburgo en Alemania tiene un peculiar departamento de control y supervisión de la calidad del aire. Se trata de un pequeño centro apícola ubicado cerca de sus pistas de despegue y aterrizaje.

 

Las abejas no sufren ningún daño, además los ruidos que realizan los aviones no son problema para la producción de miel. Son un instrumento muy útil para evaluar el impacto de la empresa europea fabricante de aviones, Airbus, en la naturaleza.

 

Volker Hase, del deparmento Medioambiental de Airbus asegura que la misión de estos insectos es recoltecar el néctar de todo el recinto del aeropuerto para evaluar los niveles de contaminación.

 

Con la miel obtenida, se analiza en un laboratorio independiente la presencia de metales y productos quimicos en la zona, a lo que le llaman biomonitorización.

 

“Cada análisis por separado muestra que los niveles de contaminación están dentro de los límites válidos para los alimentos”, explica el apicultor Eberhard Schaedlich.

 

La producción de 160 kilos de miel al año se regala a  todo el personal de la empresa, proveedores y clientes.