Lo que no tiene cabida en la cotidianidad: la intimidad del cuerpo, hábitos solitarios, prácticas eróticas, sadomasoquismo y Shibari (práctica erótica nacida en Japón, basada en las ataduras del cuerpo), convergen en un espacio privado, en el foro del Teatro de la Ciudad Esperanza Iris. En Revenge Porn. La invasión de la Privacidad se hace partícipe a la audiencia, que declara y escribe sus miedos, deseos y apreciaciones de las relaciones humanas en la piel de Bruno Ramri —creador y director—, quien encontró en una nota periodística sobre la agresión a las mujeres en la web y la explotación de su imagen erotizada, la pauta para desarrollar la idea del montaje.
A lo largo de la interpretación, Bruno expone que el cuerpo puede sufrir esta violencia debido a su valor social e identidad que se forman desde afuera. De ahí la importancia de la participación de los asistentes: la sociedad que configura la identidad.
El público se vuelve realmente público, ya que acciona y se apropia del espacio, no sólo del lugar, sino del cuerpo que está en escena. Es una experiencia catártica sobre la formación de comportamientos sociales, así como la adaptación a ellos.
La comodidad, el enfoque y la posición para ver la escena es decisión de quien la aprecia, no hay butaca asignada. Surge un juego de libertad y de adaptación en la movilidad del público. Se ven quebradas etiquetas y categorías sobre género, sexualidad, cuerpo, privacidad y moral. A pesar del amplio cuestionamiento que puede generar, no pierde la atención de la gente. La duración es acertada, sólo los cambios y matices de la música se antojarían más fuertes y marcados, al igual que un remate certero para finalizar el espectáculo.
Hace física la emoción, marca el enfrentamiento con los estigmas y estereotipos de la sociedad que nos envuelven y atan con lazos y nudos. Amarres interminables que hace uno mismo y el jadeo interno exaltado que refleja el cansancio absoluto de lo “establecido”.
Aspectos de la teoría queer se ven desarrollados en Revenge…, la cual muestra que las representaciones del cuerpo y la moral son creadas por la sociedad y la historia; éstas se aprenden de generación en generación, nulificando nuestra voluntad. Justo esta propuesta escénica busca despertarla e invitar a la reflexión.
Revenge Porn. La invasión de la Privacidad se ha presentado en festivales y espacios contraculturales, como el festival Bataclán Internacional, el cual se enfoca en el arte porno-erótico. Tras su temporada en el Teatro de la Ciudad, realizará otras presentaciones en Puerto Vallarta y Querétaro, para volver a la ciudad a principios de agosto en el foro del Centro Cultural España.