Durante la promulgación de la reforma energética, con sus respectivas leyes secundarias, el secretario de Hacienda fue el encargado de anunciar lo que calificó como “muy buenas noticias para el país”.  A saber:

 

Que Pemex y la Comisión Federal ya no van a seguir siendo ordeñadas por el fisco. En el primer caso, la tasa que aplica a la utilidad neta se reduce de 71.5%, actualmente, a 65%; se reconocerán los costos reales de su operación y las pérdidas que no se hayan podido deducir en un año particular podrán ser reconocidas en años futuros. Se simplifica el régimen fiscal: en lugar de pagar nueve derechos, como en la actualidad se hace, se pagarán únicamente tres, además del Impuesto Sobre la Renta. De esta forma se establece que el régimen fiscal que aplique a las asignaciones de Petróleos Mexicanos será exactamente el mismo que aplicará a los nuevos contratos en materia de hidrocarburos.

 

Que la renta petrolera y los ingresos para el Estado Mexicano resolverán prácticamente todos nuestros males. Gracias a la reforma habrá mayor inversión, más empleos bien remunerados y un suministro confiable y más barato de energía. Vamos a retomar el crecimiento en la plataforma de producción, lo que permitirá que la renta petrolera para el Estado aumente, pues habrá más participantes en la industria, invirtiendo y extrayendo hidrocarburos.

 

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Que en el nuevo modelo fiscal de los contratos para la exploración y extracción de hidrocarburos se estableció que se adjudicarán a quien ofrezca el mayor pago al Estado y el mayor compromiso de inversión para garantizar que siempre se de en las mejores condiciones para los mexicanos.  El Gobierno de la República siempre establecerá los valores mínimos que serán aceptables para ambas variables de adjudicación para proteger la renta petrolera. Se incrementó el pago de regalías para garantizar también que el Estado reciba un flujo mínimo en todos los proyectos. Además, el régimen fiscal que aplicará a los contratos incluye componentes que aseguran que será altamente progresivo. De esta forma será el Estado Mexicano el que reciba los beneficios cuando de manera inesperada aumenten los precios de los hidrocarburos, o cuando los yacimientos sean de un tamaño mayor al originalmente previsto.

 

Otra buena noticia, según Videgaray, fue la creación del Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo, como una institución responsable de la administración de los ingresos generados por la explotación de petróleo y gas en México. Este fondo, que se constituirá como un fideicomiso en el Banco de México, con una mayoría de consejeros independientes, permitirá garantizar que las generaciones presentes y futuras de mexicanos, quienes son los dueños de la renta petrolera, reciban todos y cada uno de los ingresos para bien del país.

 

Nunca, nunca de los nuncas, prácticamente dijo, las finanzas públicas nacionales han tenido un instrumento de esta envergadura para salvaguardar la estabilidad macroeconómica y el bienestar de las futuras generaciones. Los ingresos petroleros ya no se depositarán en la Tesorería de la Federación, sino en el Fondo Mexicano del Petróleo, el cual se encargará de administrar los ingresos de los contratos y asignaciones, y transferir los recursos a sus destinos y usos. Todo ello de forma transparente, para que todos los mexicanos puedan conocer de manera directa cómo se generan y en qué se invierten los recursos petroleros, subrayó el secretario de Hacienda.

 

Ahora sí podrán gritar millones de mexicanos entusiasmados con la reforma energética, que “el petróleo es nuestro”, apuntan los observadores. Que la abundancia petrolera no la van a despilfarrar; que no se va a morir la “gallina de los huevos de oro negro”, por el contrario, nos va a dar de comer  durante muuuuchos años. Además, algún día no muy lejano vamos a tener energéticos baratos. Y todos, absolutamente todos los habitantes de este país, desde los más fregados hasta los más ricos, vamos a disfrutar de los beneficios de la renta petrolera.

 

Sin duda alguna, la noticia más importante que anunció el secretario Videgaray ayer, insisten aquellos, es que como los ingresos petroleros los va a administrar el Banco de México y no la Tesorería de la Federación -donde durante 40 años desaparecieron, como por arte de magia, miles de millones de pesos producto de la venta del crudo-,  “no nos volverán a saquear”.

 

AGENDA PREVIA

 

Lo que nadie puede discutir es que la aprobación del paquete energético se debió, en gran parte, al esfuerzo del grupo parlamentario del PRI que encabeza Manlio Fabio Beltrones, quien trabajó para lograr el mayor consenso con los demás grupos parlamentarios. La fórmula para conseguirlo fue convencerlos de que si no se aprobaba la reforma, México seguiría sumido en la mediocridad del crecimiento económico y los niveles de empleo e ingreso se mantendrían por los suelos para desgracia de los mexicanos, dijo el sonorense.

 

Pues ahora le tocará a  Emilio Lozoya -quien también fue uno de los actores importantes en esta reforma-, hacer que Petróleos Mexicanos sea una empresa productiva y competitiva a nivel mundial. ¡Vaya reto para este joven funcionario!