A mediados de junio del presente año los directores y coordinadores de las escuelas de arquitectura, artes, comunicación y diseño de la Red de Universidades Anáhuac estuvimos reunidos durante tres días ininterrumpidos (con suficiente anticipación y resignación apartamos las fechas para llevar a cabo esa especie de auto-secuestro en Cuernavaca), iniciando el proceso de actualización del plan de estudios para el 2016… Evidentemente se trató de la primera de muchas sesiones de trabajo para hacer una tarea inagotable: re pensar lo que sucede y lo que debería suceder en las universidades y en sus escuelas (de arquitectura en nuestro caso) para materializarse o aterrizarse en planes de estudio actualizados.

 

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Este párrafo introductorio, eslabona de cierta manera una reflexión sostenida con la actividad mencionada en colaboraciones recientes referentes a la ASINEA o al Colegio de Arquitectos, al Proyecto Público o inclusive a los proyectos de vinculación que hacemos estirando los cursos de verano al máximo: ¿qué harán los arquitectos del –en el- futuro? ¿cuáles deben ser los fundamentos de su perfil profesional? ¿qué vigencia tiene la arquitectura como práctica profesional? ¿a qué o a quienes esperamos los arquitectos para desarrollarnos profesionalmente? ¿cómo abrirse paso laboralmente en la velocidad y en la competencia de nuestros días? El crecimiento desbordante de la profesión compromete altamente a su enseñanza sobre todo, independientemente de los contenidos o de la pedagogía, a saber…

 

Esta semana inició el semestre agosto-diciembre 2014 con un crecimiento muy significativo para la escuela y para la universidad resultado del numeroso nuevo ingreso. Desde hace tres semestres la Universidad Anáhuac México Sur presenta un crecimiento de dos dígitos, equivalente a un 20% en los últimos tres años. Gracias a una combinación de programas en línea y presenciales de licenciatura, maestrías y doctorados, el campus México Sur ha logrado un máximo histórico desde su fundación en 1981.

 

 

 

Y según lo dicho arriba ese crecimiento implica mucho mayor concentración en el tema de la formación del arquitecto y de las nuevas áreas de conocimiento que debemos atender en las escuelas, además del júbilo efímero implícito en la recompensa del crecimiento, por supuesto; reiteradamente sostengo que la primera fortaleza de cualquier escuela –no solo la nuestra- estaría en la “calidad” que -entre miles de definiciones- yo localizo en la atención personalizada (muy desgastado slogan), que a su vez se traduce como la formación especial que cada alumno –caso por caso- pudiera obtener en su paso por la universidad.

 

Un discurso imposible, acaso incongruente hasta cierto número límite de alumnos, ya que el crecimiento desbordante comprometería la calidad académica, por lo menos desde esa perspectiva personalizada de la formación profesional.

 

Con ese entusiasmo de inicio de semestre, asistí el pasado lunes por la tarde a la “cátedra prima” de los doctorados de la misma Universidad (buscando mitigar la “procrastinación” derivada de la tesis de grado en mi calidad de alumno, y agradeciendo especialmente la sustanciosa conferencia de la Dra. Pilar Baptista). Despertaron mi mayor interés un par de conceptos indispensables para el futuro de la humanidad extraídos del texto Evngelii Gaudium del Papa Francisco en la ponencia introductoria a cargo del Rector Abraham Cárdenas: el primero sobre la necesidad de incluir socialmente a los pobres (para el arquitecto un campo muy extenso de desarrollo profesional sin duda: responsabilidad social), y el segundo sobre la importancia imprescindible del dialogo para lograr la paz, una condición esencial de la habitabilidad.

 

 

En este contexto impregnado de cierto optimismo, ese al que alude Renzo Piano en El País Semanal del pasado domingo como requisito del arquitecto proyectista, y en un mundo híper-conectado por cientos de revistas, blogs, portales de arquitectura y redes sociales, aludo por vía de mientras a un tuitt de Sebastian Gray (@sebastian_gray Arquitecto, profesor, escritor, ciclista | Presidente Colegio de Arquitectos de Chile @colegioarq | Director Fundación Iguales @igualeschile), que comprime “peligrosamente bien” lo que intenté decir arriba: “Ideas para una academia de arquitectura: básicamente enseñar Historia, Dibujo, Física y Economía por cinco años. Lo demás llega solo.”…

 

Bienvenidos y buen semestre queridos profesores y alumnos de nuestra Escuela de Arquitectura.