LONDRES. Otro médico enfermo de ébola murió en Sierra Leona, lo que alentó de nueva cuenta el debate sobre la distribución de existencias limitadas de medicinas y vacunas no probadas.

 

Los médicos que trataban a su colega pensaron en darle una medicina experimental, pero no lo hicieron por temor a que provocara una reacción inmunológica, dijo Médicos Sin Fronteras el miércoles.

 

El colega Modupeh Cole era uno de los médicos principales que trabajaban en la sala de aislamiento de ébola del Hospital Connaught en Freetown, la capital del país africano.

 

El ébola ha matado a más de 1.000 personas e infectado a casi 2.000 en el actual brote en África occidental que afecta también a Guinea, Liberia y Nigeria. Muchos de los muertos son trabajadores de salud que carecen de provisiones y protección adecuadas.

 

Cuando se estudiaba la posibilidad de intentar el tratamiento experimental con el doctor Sheik Humarr Khan, su sistema inmunológico estaba produciendo los anticuerpos que tal vez le permitirían sobrevivir, dijo MSF en un comunicado el miércoles.

 

Khan estaba a punto de ser trasladado a un hospital europeo con mejores medios para tratar cualquier efecto colateral del fármaco experimental.

 

Finalmente, los médicos que lo trataban decidieron no usar la medicina experimental ni mencionar su existencia Khan. Poco después de la decisión, el estado de Khan se agravó y murió el 29 de julio.

 

“Cada día los médicos tienen que tomar decisiones, a veces difíciles, sobre el tratamiento de sus pacientes”, dijo MSF en su comunicado. “Probar una medicina no ensayada en un paciente es una decisión muy difícil, sobre todo a la luz del principio de ‘no causar daño”’.

 

El comunicado no identifica el fármaco en cuestión, pero se cree que era ZMapp, una medicina experimental suministrada luego a dos estadounidenses y un español.

 

El laboratorio con sede en California que fabrica la medicina, Mapp Pharmaceuticals, dice que se han agotado sus existencias y tardará meses en producir una cantidad siquiera pequeña.

 

Ayer, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que los ensayos clínicos para dos  potenciales vacunas contra el ébola pueden comenzar a finales de septiembre. 

 

La medicina no ha sido ensayada con seres humanos y no está claro si es eficaz o incluso dañina. Los pacientes estadounidenses están mejorando —aunque no se sabe qué función cumplió el ZMapp, pero el español, un sacerdote misionero, murió el martes.

 

Las últimas dosis conocidas de ZMapp llegarán en las próximas horas a Liberia, donde el gobierno dijo que las suministrarán a dos médicos.

 

Sin embargo, el debate continúa. Canadá ha prometido donar entre 800 y 1.000 dosis de su vacuna no probada a la Organización Mundial de la Salud y ya se multiplican los interrogantes sobre quién la recibirá y cómo determinarán su eficacia los científicos.