Siempre me ha llamado la atención que los actores o cantantes no quieran que sus hijos se dediquen a lo mismo, pues con frecuencia responden: “no me gustaría que se dedique a esto, es una carrera muy difícil, mejor que estudie” o “yo lo apoyaré en lo que quiera, pero me gustaría que estudiara”.
Me parece que es demeritar y desacreditar su profesión, como si el ser actor fuera algo menor, y definitivamente, para sobresalir en cualquier ámbito hay que estudiar.
Entiendo que la mayoría fue aprendiendo sobre la marcha, pocos estudiaron la carrera de arte dramático o actuación, pero el ser actor o cantante es una carrera digna y tan importante como otras profesiones.
Me da hasta coraje cuando dicen: “que estudie porque si no van a acabar siendo actores o saliendo en la televisión” y aunque muchos se hagan en la práctica, es una profesión que requiere entrega y disciplina. Se necesita carácter y talento y si se toma de manera seria, se busca la perfección.
Da gusto ver a actrices como Martha Higareda, que empezaron actuando y ahora ya produce sus propias cintas, o a Diego Luna y Gael García, quienes tienen su casa productora y también dirigen sus proyectos.
Justo el escenógrafo Alejandro Luna comentó que hizo todo lo posible porque su hijo Diego no fuera actor, pero finalmente él insistió hasta convertirse en uno de los más sobresalientes de México.
Él dijo: “No deseaba verlo en esta profesión porque tengo muchos amigos actores a los que les va muy mal en términos económicos, pero él tenía muchas ganas de serlo y le ha ido bien, quizá porque yo le dije que no lo fuera”.
La misma Paulina Rubio, que es muy exitosa, quiere que Andrea Nicolás estudie y se aleje de los escenarios.
Cosas curiosas de esta vida, les va bien y aun así prefieren a sus hijos lejos de los reflectores.
Hay más… pero hasta ahí les cuento.