Los salarios han sido el dolor de cabeza de los presidentes de la República, de Lázaro Cárdenas a la fecha. El problema ha radicado en que se le ha visto como un instrumento al servicio de los intereses del régimen.

 

La historia del salario se resume en tres tiempos:

 

1.- En la etapa del desarrollo estabilizador 1952-1970, después de la devaluación dramática del Sábado de Gloria de 1954 el salario fue un instrumento de control inflacionario para evitar devaluaciones: salario llevaba a inflación y ésta a devaluaciones. Con inflación anual promedio de 2% en ese periodo, el salario mínimo aumentaba cada dos años.

 

2.- El desarrollo compartido 1970-1982 aumentó salarios como un acto de justicia pero al mismo tiempo de legitimación política, aunque sin modelo de desarrollo. Los salarios aumentaron el dinero circulante, la producción no creció y los salarios se convirtieron en inflación. Y la inflación llevó en 1976 a la devaluación.

 

3.- En el periodo neoliberal-globalizador de reformas 1982-2013 los salarios se asumieron como principio de política económica, como un ancla a la inflación y por tanto de nueva estabilidad en el tipo de cambio. Pero el control salarial llevó al deterioro del mercado interno, al empobrecimiento general y a una sociedad que no pudo disfrutar la estabilidad. En el ciclo neoliberal la pobreza y el subempleo llegaron a 50% de la población.

 

El aumento de los salarios mínimos en el horizonte histórico ha reflejado la locura de los economistas:

 

1.- El alza salarial en los gobiernos de Echeverría y López Portillo llevó a una situación de poder adquisitivo positivo; es decir, que el salario aumentaba más que la inflación y daba más de 100% de bienestar. El costo, sin embargo, fue la inflación y la devaluación y el sueño duró poco.

 

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2.- La locura ocurrió en el sexenio de De la Madrid, con Carlos Salinas de Gortari como responsable de la política económica: la inflación promedio anual en el sexenio fue de 86%, con el año de 1987 en el que la inflación anual llegó a 159%; los salarios con De la Madrid pasaron de 398.09 pesos en 1983 a 7 mil 252.92 pesos diarios. Salinas dejó los salarios en 13 mil 060 pesos o 13.06 nuevos pesos.

 

3.- En 1982, en pleno colapso económico, el presidente López Portillo decretó aumentos de emergencia en los salarios, sin sentido, y el último de plano nunca se aplicó. En 1987, el año de la peor inflación, De la Madrid aumentó los salarios mínimos en cinco ocasiones en el año, desatando la inflación; cuatro porque fueron revisiones trimestrales y la quinta como emergencia.

 

La lección de la historia económica del aumento del salario mínimo radica en el hecho de que los salarios son instrumentos económicos articulados a otras variables y que moverlos aisladamente lleva al país a desastres generales. El año de 1976 es considerado como el óptimo para el salario porque ganó un tercio de poder de compra, pero fue el año de la inflación anual más alta y destrozó la relación inflacionaria México-EU que determina el tipo de cambio: la devaluación de 1976 rompió con 22 años de estabilidad cambiaria.

 

Echeverría y López Portillo hicieron un acto de justicia social al subir los salarios mínimos y contractuales para aumentar el poder de compra de los trabajadores, pero su error fue centrarse sólo en los salarios y no en una estrategia económica general; al final de cuentas, los que pagan los salarios son los empresarios y el gobierno sólo decide.

 

El jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera fue oportuno al abrir el debate justo en la coyuntura de la puesta en marcha de las reformas para llevar la atención al modelo de desarrollo, a fin de evitar el error de Salinas de Gortari con un tratado que sólo aumentó el número de ricos pero mucho más el de pobres.