Las clases ya iniciaron y los niños, entusiasmados algunos y resignados otros, deben afrontar nuevos retos educativos, lo que les exige un mayor rendimiento físico y mental que pueden obtener con una dieta balanceada, tiempos de descanso apropiados y, sobre todo, una correcta hidratación.
De acuerdo con Arturo Torres y Gutiérrez Rubio, director del Instituto de Bebidas para la Salud y el Bienestar, el agua en cantidades adecuadas tiene un impacto positivo y directo en el funcionamiento no sólo físico, sino también mental de los niños.
“Al ingerir una cantidad de líquidos adecuada, hay una mejora en algunos aspectos que pueden ayudar a los niños a incrementar su rendimiento escolar, como lo son las capacidades aritméticas, psicomotoras y de discriminación visual; memoria a corto plazo, concentración, atención, estado de alerta y humor”, advierte el especialista.