AUSTIN. El gobernador de Texas y potencial aspirante a la Presidencia en 2016, el republicano Rick Perry, acudió hoy rodeado de decenas de simpatizantes a un tribunal del condado de Travis, en Austin, para que le abrieran una ficha policial a raíz de la acusación en su contra por abuso de poder.

 

Desafiante, Perry llegó a las instalaciones judiciales donde lo esperaban los simpatizantes republicanos y pronunció una breve declaración en la que reiteró que siempre actuó amparado por la Constitución de Texas.

 

“Si tuviera que hacerlo, vetaría otra vez la financiación a la Unidad de Integridad Pública”, dijo Perry, en alusión a un caso de 2013 en el que amenazó con anular una partida de 7.5 millones de dólares si la titular de la agencia, la entonces fiscal del distrito del condado de Travis, Rosemary Lehmberg, no renunciaba a su cargo tras haber sido detenida ebria al volante.

 

Acto seguido, el político republicano inició el trámite de la ficha policial, cuya fotografía corrió como la pólvora por las redes sociales minutos después de producirse.

 

A su salida, insistió en que se trata de una acusación política: “Pretende conseguir en los juzgados lo que no pudieron lograr en las urnas. Pero nosotros no resolvemos los conflictos o diferencias políticas con la acusación”.

 

Tras abandonar las instalaciones, Perry quiso mostrar una imagen despreocupada y colgó una fotografía en su cuenta de Twitter en una famosa heladería acompañado de sus guardaespaldas y con el mensaje: “Y luego, un cucurucho de helado”.

 

Perry enfrenta los cargos de abuso de poder y coacción a un funcionario público, que conllevan elevadas penas de cárcel, aunque desde que fue acusado ha tratado de sacar rédito político alegando que se trata de un caso de persecución política.

 

GH