KIEV. Decenas de civiles, entre ellos muchos niños, murieron por fuego de artillería de los separatistas prorrusos cuando trataban de escapar de la ciudad de Lugansk, en el este de Ucrania.

 

“Son decenas (los muertos). La columna (de refugiados) fue aniquilada prácticamente en su totalidad. Al parecer, los guerrilleros esperaban a esa columna y de esta manera pudieron atacar con todo”, denunció denunció el vocero del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania (CSND), Andréi Lisenko, quien subrayó que entre los fallecidos “hay muchas mujeres y niños”.

 

El vocero del CSND aseguró que los refugiados fueron atacados a la salida de Lugansk, en una carretera que une esta ciudad con un tramo de la frontera ruso-ucraniana en manos de los separatistas, según el diario digital “Ukrainskaya Pravda”.

 

Los adultos y los niños iban, según Lisenko, por separado en varios camiones del Ejército que llevaban banderas blancas y distintivos para indicar que transportaban a civiles.

 

El vocero de los sublevados, Konstantín Knírik, rechazó tajantemente las acusaciones de Kiev y las tachó de “burda propaganda”.

 

“Por supuesto que nadie ha disparado contra los refugiados. (…) No hay ninguna prueba documental. Las acusaciones no se sostienen con nada”, aseguró Knírik.

 

Lugansk, sitiada desde hace semanas por las fuerzas gubernamentales y escenario de encarnizados combates entre los dos bandos, “está al borde de la supervivencia”, advierte en un comunicado la Asamblea municipal de esa ciudad, en la que siguen alrededor de 25 mil de sus 430 mil habitantes.

 

“La ciudad se encuentra en situación crítica desde hace 16 días. No hay suministro eléctrico ni agua, tampoco funcionan los teléfonos fijos ni los móviles”, apuntaron las autoridades municipales.

 

Los ciudadanos hacen grandes colas para comprar productos y alimentos de primera necesidad en los pocos mercados y tiendas que siguen abiertos.

 
Ayer el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Pavle Klimkin, confirmó que el gobierno ucraniano está dispuesto a acordar un cese de enfrentamientos en las regiones aún controladas por los separatistas, pero advirtió que antes se deben asegurar las fronteras rusas para que no se suministren armas a los prorruros; la tregua sea vigilada por la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) y los insurgentes tienen que liberar a todos los prisioneros.

 

El ministro de Exteriores ucraniano subrayó que durante el encuentro que mantuvo ayer en Berlín con sus homólogos de Rusia, Francia y Alemania se acordó que “cada quien debe hacer lo que está en sus manos para cerrar la frontera, para poner fin al cañoneo de nuestro territorio y para que desde la frontera con Rusia no entren gente armada, armas y armamento pesado”.

 

“Queremos que el alto el fuego sea real y por ambas partes. Y esto es posible sólo si Rusia da pasos decididos para rebajar la tensión”, insistió el canciller ucraniano.