El brote de chikungunya en Venezuela, que ya registra 200 casos, se sumó a la profunda crisis en materia de salud que enfrenta el país.
El ministro de Salud, Francisco Armada, reconoció el déficit de fármacos. “Hay un grupo de medicamentos que en efecto no existen, hemos descubierto un grupo importante de fallas y ahí le hacemos seguimiento no solamente desde el punto de vista del Ministerio del Poder Popular para la Salud, sino junto con todas las estructuras”.
El mismo funcionario declaró a la televisora estatal que el país supera los 200 casos del virus chikungunya, principalmente en la zona central-norte, y ya son más los infectados que contrajeron la enfermedad dentro del país que los que vinieron con ella del exterior, aunque hasta el momento no se registra ninguna víctima mortal.
Exhortó por ello a alcaldías y otras instancias a intensificar las fumigaciones y las campañas de educación para la rápida eliminación de aguas estancadas donde se reproduce el mosquito aedes aegypti, cuya hembra es el vector transmisor del chikungunya y también del dengue.
El brote ocurre en medio de una escasez de medicamentos que ha provocado reclamos en diversos sectores. Incluso, la Asociación Venezolana de Clínicas y Hospitales (Avch) privados solicitaron al Gobierno Nacional declarar la “emergencia sanitaria” en el sector salud.
En Venezuela, país que importa 90% de los insumos para la salud y donde rige un estricto control de cambios, la crónica escasez de medicamentos y equipos, sobre todo de alta especialidad, se ha agudizado en los últimos meses como resultado de las restricciones del gobierno a la asignación de divisas a las empresas importadoras.
La agrupación de medicina privada asegura que en algunas clínicas han tenido que suspender las intervenciones quirúrgicas por “la falta de insumos, anestésicos y productos médicos”.
En declaraciones al canal Noticias 24 la asociación afirmó que la ausencia es generalizada, desde los insumos básicos como son gasa, sutura, solución fisiológica, fármacos, hasta medicamentos para las radioterapias y sondas, entre otros.
Por lo menos, 20 especialidades médicas están afectadas gravemente: Cardiología y Hemodinamia, Hematología, Oncología, Medicina Crítica, Nefrología, Gastroenterología y Traumatología son algunas de ellas.