Estilo, personalidad y una expresión actual, acorde con las tendencias, pero sin perder el carácter propio, son elementos distintivos de la Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE), bodega riojana de abolengo que entre sus reconocimientos más recientes cuenta con la distinción del “Mejor Vino del mundo”, en 2013, para el Imperial Gran Reserva 2004, de acuerdo con la revista estadounidense Wine Spectator.

Calidad, precio y disponibilidad, además del denominado “factor X”, la emoción que el producto cvne fachadagenera a la hora de la cata, son los elementos que generaron este reconocimiento otorgado por primera vez a un vino español.

“Es un acontecimiento histórico que desde luego estamos celebrando; pero ante todo estamos felices de que se valore un estilo y una filosofía de trabajo. Cuando se habla del CVNE Imperial Gran Reserva 2004, no sólo se hace referencia a una añada; hablamos de una expresión vinícola que inició en los años 20 del siglo pasado y se ha mantenido como una referencia del trabajo desarrollado en Rioja. Detrás de este vino premiado está la crónica de otras tantas
añadas, el trabajo de generaciones de campesinos; una visión de la vitivinicultura. También es digno de celebrar que en este momento tan significativo de la industria a nivel mundial, se reconozca y valore un producto que es símbolo de toda una genealogía, de un oficio ancestral y, por supuesto, de una región que es icono de España”, resalta María Larrea, directora técnica de la bodega establecida en Haro desde 1879, durante su visita a México para la presentación oficial en el Club de Industriales de la añada galardonada.

“Hablamos de un vino clásico, sin embargo es evidente que a través de las décadas se ha dado una evolución, como ha ocurrido en La Rioja. Ha habido asimismo cambios en los gustos y hábitos de los consumidores. Hay que decir, sin embargo que Imperial siempre ha respondido a una expectativa de calidad, por encima de las modas. Ése es otro de los factores que hacen cune 2004aún más valioso este reconocimiento: podemos decir que es un vino que se encuentra en un punto de equilibrio entre la tradición y la evolución”, precisa Larrea.
De visita por primera vez en México, resalta la excelente sintonía que los vinos riojanos pueden lograr con la cocina mexicana, logrando maridajes sorprendentes que potencian aún más las posibilidades de caldos y platillos. “Estoy muy entusiasmada al respecto, además del gran aprecio que los consumidores mexicanos tienen hacia Rioja, y en particular a CVNE.

“Somos una bodega que está orgullosa de sus tradiciones, que ha sabido avanzar en el tiempo, a lo largo de sus más de 100 años. Como es natural, han sido ciclos de errores, de mejoras, de momentos difíciles no solo como bodega, sino como región y como país. Sin embargo hemos seguido adelante, respetando lo mejor de la usanza antigua y fortaleciéndonos al ubicarnos en la vanguardia de la tecnología y apostando por la innovación.

“Hay cambios que gradualmente se han dado en la bodega, en función de esa natural evolución en el mercado vinícola. Es el caso de una mayor incorporación de toneles de roble americano, como en el caso de los Crianza, acentuando las notas de pastelería, de coco. En el caso de los María Larrea 1Reserva, el roble francés es factor decisivo en la definición de los tonos especiados. Lo fundamental en todo caso ha sido ese juego con los tipos de roble que abre de manera sorprendente la gama de notas”, precisa Larrea.

Compuesto principalmente de Tempranillo, con mínimas proporciones de Mazuelo y Graciano, CVNE Imperial es resultado de uvas seleccionadas manualmente en los viñedos de Rioja Alta.

“Su color y estructura se obtiene macerando tras la fermentación alcohólica. La fermentación maloláctica aporta al vino la madurez adecuada para su crianza en barricas de roble americano y francés. Antes de ser embotellado, se clarifica de manera tradicional con claras de huevo. Finalmente pasa a nuestros calados, donde envejece bajo unas condiciones de temperatura y humedad idóneas hasta el momento de salir al mercado”, refiere Larrea.

“Aplaudimos a una empresa que sigue siendo familiar a lo largo de cinco generaciones. Valoramos una bodega que elabora una gran variedad de vinos de calidad excelente, en toda Isabella Dorantes Manuel Orgaz María Larreauna gama de precios. Respetamos que puede construir una relación sólida y elegante, entre el pasado y el presente, representada en Imperial. Y estamos contentos cuando una bodega invierte sus recursos en la crianza de un vino durante 10 años antes de su salida al mercado, y aun así conserva unos precios razonables”, expresó Tom Matthews, editor de Wine Spectator, en torno al reconocimiento que se brindó a esta añada.

Larrea pondera la riqueza y fortaleza de la Tempranillo, que en Rioja Alta alcanza niveles magistrales, en concordancia con las virtudes del terroir. “Envejece se manera maravillosa, en sintonía con el enorme cuidado que le brindamos en los viñedos de Briones y Villalba. Es muy proceso muy delicado, en una bodega específica, muy pequeña, para la producción de alrededor de 100 mil botellas de calidad indiscutible. En 2006, por ejemplo, no salió a la venta el Imperial Gran Reserva, ya que no se cumplían los estándares que tenemos determinados.

“Hemos trabajado, como otras tantas bodegas, para reforzar y proyectar la imagen de Rioja. Es un premio a un estilo, a una actitud, a la perseverancia. Distinguir de esta manera a un Gran Reserva de calidad significa sin duda un reconocimiento a años de trabajo”, precisa María Larrea.