LONDRES.  Un terremoto en las fallas geológicas de California, Estados Unidos, podría desencadenar una crisis en la central nuclear de Cañón del Diablo, similar a la de Fukushima, advirtió hoy un artículo en la revista británica The Ecologist.

 

La advertencia se realiza mientras continúan las réplicas del sismo de 6.0 grados que el pasado domingo sacudió el norte de California, ante lo cual grupos ambientalistas pidieron el cierre de la planta nuclear.

 

The Ecologist hizo referencia a un reporte escrito el año pasado, pero hecho público apenas esta semana, cuyo autor, el exinspector nuclear federal Michael Peck, expresa incertidumbre sobre la capacidad de la última planta nuclear de California ante los sismos.

 

La central de Cañón del Diablo, que cuenta con dos reactores, se encuentra localizada cerca de cuatro fallas geológicas, incluida la de San Andrés, en medio de una telaraña sísmica, lo que supone un riesgo grande.

 

Sin embargo el propietario y operador de la planta, Pacific Gas & Electric, presentó recientemente una solicitud para extender por otros 20 años el funcionamiento del sitio, refirió el artículo.

 

Como evidencia de que los dos reactores de Cañón del Diablo, en el condado californiano de San Luis Obispo se encuentran en una zona geológica caliente, están los turísticos balnearios termales en la cercana Avila Beach.

 

Las Fallas

 

La construcción de la planta comenzó en 1968 al tener como base la Falla de San Andrés, a 72 kilómetros de distancia, pero en 1971 los geólogos descubrieron otra, la Falla de Hosgri, a casi cinco kilómetros del complejo.

 

Para 2008 fue descubierta la Falla de Shoreline, a sólo 600 metros de los reactores gemelos del Cañón del Diablo, y otras más que forman parte de la línea de fallas en la costa, como Los Osos y San Luis.

 

La información sobre las fallas y la preocupación por la vulnerabilidad de las plantas nucleares a raíz del terremoto y tsunami que devastaron la costa este de Japón en marzo de 2011, forman parte integral del informe del doctor Peck.

 

Durante cinco años Peck fue el inspector en Cañón del Diablo de la Comisión Reguladora Nuclear de los Estados Unidos, y en su reporte escribió que la nueva información sísmica dio lugar a una condición fuera de los límites de las bases de diseño y seguridad de la planta.

 

Aunque la planta cuenta con sistemas que permiten soportar movimientos telúricos y dan garantías razonables de seguridad, la exposición a niveles altos de actividad sísmica de la Falla de Shoreline podría aumentar la probabilidad de fallo de funcionamiento.

 

“Amigos de la Tierra”

 

Los grupos ambientalistas describen a Cañón del Diablo, la última planta nuclear en operación tras el cierre en 2013 de los reactores de San Onofre en el sur de California, como “una catástrofe nuclear en espera”.

 

La central en cuestión está situada a medio camino entre Los Ángeles y San Francisco, y a unos 80 kilómetros de donde habitan unas 500 mil personas, lo que implica dudas relacionadas con su diseño y fortaleza estructural.

 

El grupo ambientalista Amigos de la Tierra afirmó esta semana que el ex inspector Peck advierte de una posible catástrofe en Cañón del Diablo que debe ser considerada, “antes de que sea demasiado tarde”, por lo que “tiene que cerrar de inmediato”.

 

Infografía