SAO PAULO. La candidata Marina Silva propuso un cambio profundo en la administración de Brasil, al tiempo que la presidenta Dilma Rousseff defendió los programas sociales que han ayudado al país a mitigar los efectos de la crisis económica internacional, en el primer debate televisado de cara a los comicios presidenciales del 5 de octubre.
Silva, del Partido Socialista Brasileño, criticó a la mandataria por no reconocer deficiencias en materia de educación, salud y la administración política del país, que provocaron una ola de protestas en 2013. Además, habló de reducir la cantidad de ministerios y el poder de los partidos políticos.
“Desafortunadamente, tenemos una realidad en la que el país será entregado en peores condiciones de las que fue recibido por la presidenta”, dijo Silva.
Mientras tanto, Rousseff, del gobernante Partido de los Trabajadores, defendió que su administración ha generado puestos de trabajo y empleó a más médicos en un programa que importa especialistas extranjeros para enviarlos a zonas rurales y desatendidas del país.
“Le quiero preguntar a los televidentes, a las amas de casa, ¿qué están viendo? ¿Tienen o no tienen más empleos hoy? ¿Tienen o no más comida en la mesa del trabajador?”, dijo Rousseff.
El otro candidato fuerte a la presidencia de Brasil, Aecio Neves, la criticó por cambiar fácilmente de alianzas y dijo que no entendía los detalles de la “nueva política” que propone Silva.
La encuesta más reciente, publicada el martes, coloca a Silva por encima de Rousseff en las preferencias si los comicios llegan a una segunda vuelta, como se espera.
El debate sacó a relucir las nuevas estrategias de los candidatos para mitigar el llamado efecto Marina, que algunos ya han descrito como una “onda” o un “huracán” que podría dificultar la reelección de Rousseff.
En la nueva encuesta, Silva logró acumular 45% de la intención de voto, por encima de Rousseff, con 36%, si las candidatas disputaran una segunda vuelta. NS