¡Llegó el tiempo de los cambios en el primer equipo de Enrique Peña Nieto!

 

Antes o después de su Segundo Informe de Gobierno, el presidente de la República se verá en la necesidad de hacer ajustes que le permitirán entrar con mejores expectativas de éxito a la etapa que él ha denominado de “las reformas en acción”.

 

Serán los integrantes del gabinete presidencial, sin duda, los destinatarios principales de los cambios, por buenas o por malas razones. Habrá quienes continúen sus carreras políticas en otros ámbitos que se abrirán en el proceso electoral intermedio del año próximo, en que se renovarán la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión (300 curules de mayoría relativa y 200 de representación proporcional); nueve gubernaturas (Baja California Sur, Campeche, Colima, Guerrero, Michoacán, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora); 17 Congresos estatales; 887 presidencias municipales, además de las 16 Delegaciones del Distrito Federal y su Asamblea Legislativa.

 

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Algunos miembros del gabinete se incorporarán, a partir del 7 de octubre de 2014, a las actividades correspondientes al proceso electoral de 2015, en el que intervendrán 10 partidos políticos: Partido Acción Nacional, Partido Revolucionario Institucional, Partido de la Revolución Democrática, Partido Verde Ecologista de México, Partido del Trabajo, Movimiento Ciudadano, Nueva Alianza, Movimiento Regeneración Nacional, Partido Encuentro Social y Partido Humanista.

 

Habrá otros y otras integrantes del gabinete que saldrán del primer equipo presidencial porque, de plano, no dieron el ancho, y por lo tanto su futuro es impredecible, aunque en algunos casos su destino podría ser el respectivo domicilio particular de cada quien. En consecuencia, varios secretarios y varias secretarias de Estado están “en capilla”, porque para que las reformas entren en acción, Peña Nieto necesita colaboradores en el gabinete que le garanticen buenos resultados, y está visto que no todos los que fueron designados el 1 de diciembre de 2012 ofrecen esas garantías. Por lo tanto…

 

Eso, por lo que respecta al Poder Ejecutivo.

 

En lo que corresponde a los integrantes del Poder Legislativo, a los diputados federales les queda, al menos, un año más para disfrutar la curul. Pero los que ni sufren ni se acongojan son los senadores, que tienen asegurados otros cuatro años en sus escaños… a menos que la veleidosa política les depare oportunidades de seguir la carrera en otras áreas de la administración pública.

 

Culminó el complicado y arduo proceso legislativo del debate y aprobación de las 11 reformas estructurales que modificaron varios artículos de la Constitución, y que transformaron o crearon leyes secundarias para reglamentar esas reformas.

 

Los legisladores de todos los partidos hicieron la tarea que les correspondió en cada caso: los del partido en el gobierno impulsando las iniciativas presidenciales, y los de las oposiciones de derecha e izquierda apoyando, debatiendo, rebatiendo y en muchos casos rechazando los planteamientos de senadores y diputados del PRI.

 

Todos cumplieron el respectivo papel que les tocó, y en esto hay que reconocer el oficio político, la experiencia probada y comprobada, así como la destreza parlamentaria que demostraron los coordinadores de las bancadas priistas en el Senado y en la Cámara de Diputados: el yucateco Emilio Gamboa Patrón y el sonorense Manlio Fabio Beltrones Rivera, respectivamente. Beltrones terminará su periodo legislativo el año próximo, y es posible y hasta probable que no termine entonces su actividad política. Ya veremos y diremos en su oportunidad.

 

Por lo que se refiere a Gamboa, seguirá ocupando cuatro años más el escaño senatorial como representante de su estado natal en el Pacto Federal… si no es que surge algo mejor en su camino.

 

Emilio fue un político joven del viejo PRI del siglo XX, y ahora, cuando acaba de cumplir 64 años, sigue siendo un joven político del nuevo PRI del siglo XXI. Quienes lo conocen de cerca y lo ven actuar, reconocen la energía, la lucidez y el entusiasmo con que aborda el trabajo cotidiano.

 

Durante su prolongada trayectoria en el servicio público ha sido casi todo lo que un político mexicano puede llegar a ser: secretario de Comunicaciones y Transportes; diputado federal; senador en dos ocasiones; director general del Instituto Mexicano del Seguro Social, del Fondo Nacional de Fomento al Turismo y de la Lotería Nacional para la Asistencia Pública.

 

No está de más recordar que el gobierno de Yucatán se renovará el 1 de octubre de 2018, y que los candidatos serán designados un año antes para entrar de lleno al proceso electoral. Así que, en una de esas, el joven Emilio podría despedirse de sus compañeros senadores antes de terminar el periodo para el que fue electo por sus paisanos, y continuar su carrera en la tierra del faisán y del venado. ¡Bomba!