Bien dicen que lo único inmutable es el cambio, y es que, en muchas ocasiones por más que nos esforcemos por que las cosas permanezcan de una cierta forma, el constante e inevitable movimiento de la vida, hacen que las cosas permanezcan en constante cambio. Pero una cosa es el cambio natural y otra muy distinta, el cambio provocado. La legendaria casa de moda Schiaparelli, ahora con Marco Zanini al frente como director creativo. Zanini presentó hace poco con gran éxito su colección Couture Otoño 2014. Su estilo, como es clásicamente ubicado, va dirigido a una mujer ecléctica que no teme al cambio, a lo diferente.
Ciertamente los ortodoxos pudieran no ser los más fieles seguidores de los diseños de la casa Schiaparelli, pero habría que ver un poco más allá de su excéntrica estética. La diseñadora italiana, fue comparada en su momento con Coco Chanel, como ícono de la moda. Sin embargo, había algo claramente diferente entre estas dos representantes de la moda. Ante todo este aparente caos del incesante cambio, siempre debe subyacer algo más profundo, y es que no se trata de cambiar por cambiar, debe haber raíces ideológicas que den solidez a esta ola de cambios.
Lo que hace diferente a ambas casas de la moda es que aquello que nos resulta más conocido, más familiar, en este caso en términos de estética, se vuelve mucho más
El valor de Schiaparelli para diseñar, nos merece darnos la oportunidad de tomarnos el tiempo de digerir sus propuesta y apreciar lo que subyace a esta sorprendente fusión de colores, texturas, materiales y estilos, es decir, apreciar aquello que es permanente dentro del cambio, su rebelde innovación.