Cinco años bastaron para que el mapa de riesgo de los secuestros en México se transformara. El incremento de este delito, que alcanzó niveles históricos en 2013, no fue de la misma dimensión en todo el país e incluso hubo una región en la que las denuncias por plagios se desplomaron, mientras que otra, la de menor incidencia, se volvió la más peligrosa.
El reporte “Análisis Integral del secuestro en México”, elaborado por el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), evidencia por primera vez el comportamiento de este delito en las cinco regiones en que fue dividido el país dentro de la estrategia de seguridad actual.
Los resultados arrojan un comportamiento diferenciado ya que la región noroeste compuesta por los estados de Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Sonora y Sinaloa, pasó de ser la de mayor incidencia de secuestro en el año 2009 a ser la de menor incidencia en 2013.
Incluso, dicha región fue la única del país en registrar una tendencia a la baja sostenida y un índice menor a un secuestro por cada cien mil habitantes en 2013, año en que se llegó a niveles record en otras zonas.
Por el contrario, en las otras cuatro regiones del país el secuestro creció, especialmente en la zona noreste, que en un efecto inverso al noroeste pasó de ser la menos riesgosa hasta liderar la tasa de plagios nacional.
Para este análisis, el ONC usó como referencia el número de denuncias de secuestro reportado por el Sistema Nacional de Seguridad Pública, así como la tasa delictiva por cada cien mil habitantes, lo que elimina el factor de la diferencia demográfica e iguala las condiciones para conocer la realidad de este delito en todas las regiones.
Del cielo al infierno
En el año 2009, la zona noroeste de México encabezaba la incidencia nacional en secuestros. Su tasa de plagios era de casi tres casos por cada 100 mil habitantes, muy lejos de las otras cuatro regiones del país, que registraban un caso o menos. Incluso tenía el primer lugar en denuncias totales, con cerca de 400.
A partir de los años siguientes la realidad cambio. Año con año, en el noroeste se registró una tendencia a la baja en las denuncias, que se mantuvo en el 2013, cuando hubo un repunte histórico de este delito a escala nacional.
La región cerró el año pasado con una tasa por debajo de un secuestro por cada 100 mil habitantes. El análisis distingue que la reducción en esta región se vio impulsada por la caída de más del 65% en los plagios en los estados de Baja California y Chihuahua, que llegaron a ser los de mayor incidencia.
El panorama en el resto del país fue menos halagador, sobretodo en la zona noreste, que pasó de ser el último lugar en la incidencia, con menos de 0.5 secuestros por cada cien mil habitantes en 2008, al primer lugar con más de dos secuestros al cerrar 2013. Es decir, se cuadruplicó la incidencia en esta zona que comprenden los estados de Tamaulipas, San Luis Potosí, Nuevo León, Durango y Coahuila.
Cabe destacar que la región centro es la que tiene el mayor número de denuncias totales de secuestro en el 2013, aunque debido a su elevada densidad demográfica se ubica en el segundo puesto en la tasa delictiva, con poco más de 1.6 plagios por cada cien mil habitantes, el doble en comparación con hace cinco años.
El sureste del país es otra zona que evidencia un alza sostenida, alcanzando niveles de 1.2 secuestros por cada cien mil habitantes, el triple respecto al 2009. En el occidente, el alza fue menor, al pasar de 1.1 a 1.3 plagios actualmente.
Factor Zeta
El estudio del ONC destaca que factores como la diversificación de las actividades del crimen organizado han influido negativamente en el alza de los secuestros. Uno de los ejemplos principales es el de Los Zetas, que fueron pioneros en implementar los secuestros de forma masiva para hacerse de recursos.
Tamaulipas en particular es un estado que ha visto subir sus índices de secuestro, impulsado en parte por los plagios masivos de migrantes que transitan por el estado para dirigirse a los Estados Unidos, quienes son blanco fácil para los criminales.
Sin pistas de condenado a 160 años de cárcel
Han pasado tres semanas desde que el secuestrador sentenciado a más de 160 años de cárcel, José Luis Ángeles Bernal, escapó de un hospital de Iztapalapa aprovechando que los custodios que lo vigilaban supuestamente se quedaron dormidos. Hasta ahora no hay mayores datos de su paradero.
La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), en coordinación con otras instancias capitalinas, federales y de la zona centro del país, tiene en marcha una estrategia para ubicar a este delincuente conocido como El Tío, sin que hasta ahora se haya obtenido un resultado positivo
Ángeles Bernal, quien fue sentenciado en 2010 por varios secuestros en los que participó, y que tenía además otros juicios pendientes, logró escabullirse el pasado 5 de agosto del hospital Belisario Domínguez, en la colonia San Lorenzo Tezonco, en Iztapalapa, a donde había sido trasladado para una consulta médica
Los dos custodios encargados de vigilarlo, Héctor Vázquez Pacheco y Víctor Manuel Labastida Galván, argumentaron que se quedaron dormidos. Ambos fueron consignados por la Procuraduría capitalina acusados de evasión de reo.
Pero del fugitivo aún no hay noticia. El activista Alejandro Martí cuestionó hace unos días en su cuenta de Twitter la falta de resultados para detener a esta persona, quien continúa en las callesy representa un riesgo para la sociedad.