Un mal día, Florentino Pérez corrió a Jorge Valdano por orden de Mourinho. Antes, Florentino había corrido a Vicente del Bosque por orden de la mercadotecnia.

 

No se conoce el destino cercano de Ancelotti en el banquillo del Real Madrid. Lo único que se sabe es que Florentino recibe órdenes de la mercadotecnia y que su patrón de decisiones lo origina su propio paradigma: en su equipo no existen entrenadores y jugadores. Existen estrellas del espectáculo.

 

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Si George Clooney jugara futbol, Florentino lo contrataría. Si Miley Cyrus lo hiciera, también la contrataría. El Real Madrid de Florentino no es un equipo, en una empresa de espectáculos; una especie de Hollywood del futbol. Sabemos que la capital del espectáculo es más popular que estética. Sobre ella el Barcelona de Guardiola se regodeó frente al Madrid. Pero eso fue una época.

 

Aún no llega la fecha tres y los conflictos en el vestuario ya estallaron por la salida de Ángel di María, el mejor jugador argentino durante el pasado Mundial, y Xavi Alonso, el cerebro que funge como dique entre la defensa y la delantera.

 

Por su parte, Cristiano, el icono solitario después de la depresión de Casillas, pegó el grito al cielo pero sólo filtró a los medios que si por él fuera, no estaría haciendo las bajas y las altas que realiza Florentino. Es decir, Ronaldo está molesto por la salida de los que le filtraban balones. Y cuidado. Ronaldo se ha convertido en el único mediador entre Florentino y el vestidor. Ancelotti es un observador.

 

Al ganar la Champions cualquier equipo goza de sincronía motivacional pero sobre todo, el entrenador se debe de sentir satisfecho porque frente a él, el “motor” que armó funciona de manera eficiente. A Ancelotti se le veía ilusionado pero en menos de dos semanas la sonrisa desapareció.

 

Florentino le obligó a declarar que Di María no quería quedarse en el equipo. Al aterrizar en Londres, Di María dijo lo contrario. No dejó la típica duda que se resuelve entrelíneas. El astro argentino mencionó que Florentino no lo trató bien. Claro, económicamente. Di María tiene razón. Que un jugador en ciernes como James gane más que la estrella fundamental en la conquista de la Champions tiene la misma lógica de Messi. Neymar, hace un año, y sin haber ganado un solo título importante, llegó al Barcelona con un contrato superior al de Messi. Los resultados los conocemos.

 

¿Qué pasó por la cabeza a Florentino para despreciar a Di María? ¿Su imagen no concatena con la mercadotecnia? Eso fue lo que pensó Florentino sobre Vicente del Bosque. Lo corrió y el entrenador fue campeón del mundo entrenando a España. Di María no saldría victorioso en un casting de Nespresso, pero su peso en la cancha de futbol tiene más cargas que el mejor Nespresso.

 

Ancelotti no tiene problema con la delantera. Nunca lo ha tenido. Cuando llegó al Madrid Bale, Benzema y Cristiano siempre estuvieron nivelados. Xavi Alonso regresaba de una lesión y colocó a Di María en el medio campo. Modric, en buen nivel, sustituyó a Khedira. El sábado pasado, la goleada que le propinó el Real Sociedad encontró una media radicalmente distinta: Kroos, Khedira, Isco y James. El colombiano, lógico, no embonó. Nunca supo lo que tenía que hacer desde la derecha.

 

¿Qué opinó Florentino? ¿Y Ancelotti? Pero sobre todo, Cristiano no se contuvo y esparció pólvora en el vestidor. Sergio Ramos tampoco esconde su desacuerdo con Cristiano. Ambos son líderes, y cada uno de ellos quiere ser el único líder.

 

Javier Hernández llega en medio de los desequilibrios provocados por Florentino y, como tal, puede aprovechar la oportunidad que le den o naufragar en medio de la crisis. Ayer, Miguel Herrera declaró al periódico Marca que: “Veo a Javier de titular (…) La experiencia de Chicharito con el Real Madrid servirá mucho de aprendizaje para todos en la Selección. Será una clave para nuestro éxito”.

 

Tomás Boy, como Nostradamus, observa un futuro trágico para El Chicharito: la banca. Entiende que sentar a Benzema no será fácil.

 

Cristiano no está dispuesto a tolerar fallas en la delantera. La victoria en la Champions, el bajón de Casillas y la salida de Xavi Alonso, conjuran a favor de Cristiano para convertirse en el líder del vestidor, a pesar de lo que diga Ramos.

 

Hace dos años Cristiano reveló su tristeza para presionar a Florentino para que le agregara dígitos a su contrato. Lo logró.

 

Ahora, Cristiano se salta a Ancelotti para reclamarle inteligencia a Florentino. Mañana dirá que extraña a Di María. Florentino contratará a Paris Hilton o a Miley Cyrus para sustituir a Xavi Alonso. El show es lo que importa. Y a Florentino, más de uno lo quiere en la banca. Sustituyendo a Ancelotti.