La mujer que no se despegó del ídolo argentino del rock Gustavo Cerati, su madre Lilian Clark, hoy llena de dolor manifestó su sentir cuando salió de su casa en el barrio de Belgrano rumbo a la Legislatura de Buenos Aires.
Durante los cuatro años que el ex líder de Soda Stereo estuvo internado en coma, ella no se despegó de su lado y mantuvo su fe intacta hasta el final.
“Es un momento muy especial. No saben lo que es perder un hijo, el dolor que siento es muy grande”, dijo antes de subir al automóvil que la condujo al centro porteño para participar en una ceremonia a puertas cerradas, antes de que se diera acceso a la multitud bonaerense que lo despiden esta noche.
Numerosos familiares y amigos la acompañaban, notablemente conmovidos por la pérdida.
Fue Dora, la tía de Gustavo, quien había tomado la palabra a nombre de la familia.
“Gustavo sembró amor en todas partes. Ahora será inmortal en cada canción”, aseguró la mujer en diálogo con la prensa. NS
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