La comediante Joan Rivers, quien murió este jueves 4 de septiembre a los 81 años, no dejó el glamour de lado ni para su último adiós. Exigió que su funeral fuera un gran un espectáculo rodeado de luces, cámara y acción.
En un extracto del best-seller de Rivers, I hate everyone…starting with me, publicado en 2012, la presentadora de TV y crítica de la moda plasmó las exigencias a cubrir durante su funeral, recordó la revista Vanity Fair.
De acuerdo con quien presidiera por años las exitosas alfombras rojas de Hollywood y después se volviera la inspectora de la moda de sus compañeros desde Fashion Police Show, en E! Entreteiment, este evento tendría que ser un éxito de Hollywood, un funeral es una alfombra roja, solo que para la gente muerta según su peculiar punto de vista.
“Cuando muera (y si, Melissa, ese día va a llegar; y si, Melissa, todo es para ti), quiero que mi funeral sea un gran espectáculo lleno de luces, cámara y acción. Quiero que esté lleno de arte, paparazzis y que los publicistas se vuelvan locos”, según cita en su libro la humorista inolvidable.
“Quiero que nunca deje de ser Hollywood. No quiero a algún rabino divagando; quiero a Meryl Streep llorando en cinco idiomas diferentes. No quiero elogios; quiero a Bobby Vinton para que recoja mi cabeza y cante Mr. Lonely, fue otro de sus requerimientos.
“Quiero lucir espectacular, mejor que lo que lucía viva. Quiero ser enterrada con un Valentino y quiero que Harry Winston me haga unos zapatos“, fueron sus peticiones de etiqueta.
En tanto una más insólita es citada: “Y quiero una máquina de viento de modo que incluso en el ataúd, mi pelo esté alborotado al igual que Beyoncé”.
El funeral de la comediante, con o sin estas exigencias escritas en su libro, se llevará a cabo este domingo en el templo Emanu-El en Manhattan. MN / NS