COMMERCE CITY, Colorado. Ni para el experimento. Somnífero partido del Tri en el estadio Dick´s Sporting Goods Park, de Denver, Colorado, ante una débil selección boliviana a la que apenas se le pudo vencer por la mínima diferencia gracias a un gol de Miguel Layún al minuto 19, y en el que México volvió a exhibir que igual el Cubo, que el Chuleta o el Hermoso, no es suficiente el mote para ser amigo del gol.

 

Para entender un tanto la trascendencia de lo que el Tri se encontró ayer en Bolivia basta saber que entre la prensa de aquel país se da como un hecho que el amistoso ante México fue la despedida del timonel Xabier Azkargorta, es decir, no el arranque de un nuevo proyecto, sino el colofón de uno que para colmo no fue exitoso, y lo corrobora no la derrota ante el Tricolor, sino la goleada por 4-0 en el amistoso ante Ecuador de unos días antes, donde también el cuadro boliviano fue un desastre.

 

Es el combinado ante el que se midió México, el mismo que no ofreció ninguna resistencia en los primeros 45 minutos en los que hubiera sido lo mismo si bajos los tres postes mexicanos no había cancerbero. Vaya, ni siquiera sirvió para evaluar el trabajo de los centrales: Gerardo Venegas, Hugo Ayala e Hiram Mier, ninguno tuvo ocasión para emplearse a fondo; ni siquiera para alabar en la salida la amplia participación del Tuzo Rodolfo Pizarro, quien colaboró insistente desde su banda derecha con Javier Aquino, pero también, cabe decir, sin encontrar una zaga boliviana muy ordenada. Del otro lado, Miguel Layún en lo de siempre, incluso a la hora de su gol, enjundioso, veloz en las coberturas, pero sin encontrar resistencia.

 

Normal en los equipos de Herrera, con abundante salida en las bandas, pero sin un hombre que marque diferencia en el medio, ahí donde Marco Fabián no es capaz de lucir ni ante una selección que no atinó siquiera a tirar al arco. Fabián es más de lo mismo, lo intenta, pide el balón, pasa, pero no gravita. Incluso Layún le roba protagonismo en la llegada por un sector que debía pertenecerle.

 

Y arriba, el problema de siempre. Pólvora mojada sin importar el nombre de los que atacan. Demostrado queda que el Cubo Erick Torres tiene desmarque, presencia de área, pero ¿y gol?, porque enfrente estaba una débil Bolivia, a la cual México le llegó al menos media docena de veces en el primer lapso, pero sólo pudo marcar una vez, y gracias a un lateral.

 

Porque ni Javier Orozco, ni Erick Torres explotaron. El Chuleta tuvo la suya, una media vuelta que rasguñó el poste del veteranísimo Daniel Vaca, pero fuera de eso, nada.

 

Al final el duelo ante Bolivia se acercó más a uno de los llamados partidos “moleros” que tanto se le han criticado al Tri, sobre todo en Estados Unidos, que una verdadera prueba de exigencia, al menos que se acercara a lo que significó el duelo ante Chile del sábado anterior, porque lo de ayer no valió ni el experimento.