Los invitados a la fiesta, como es costumbre en los eventos de este multimillonario y carismático organizador de eventos periódicos, son millones de personas alrededor del mundo. Formalmente la cortesía llega a unos cuantos, mayormente afortunados periodistas y desarrolladores que ocuparán una silla para ver el show del CEO de Apple, Tim Cook, y la develación, como es costumbre, de nuevos productos. Apenas esa invitación llega a manos de los afortunados, inmediatamente se vuelve de dominio público la hora, fecha y algunas especulaciones de lo que será presentado. Es entonces cuando esto se vuelve una fiesta a la que millones de personas querrán asistir, al menos de manera remota.

 

Pero como toda fiesta, nunca falta el invitado incómodo, que en esta ocasión se presentó unos días antes: el escándalo por las fotos de diferentes artistas, robadas de la nube de Apple, iCloud, otrora presumida como una de las más seguras del mundo, y que ahora ha llevado a cuestionar seriamente sus estándares de protección a los usuarios.

 

SMARTWATCH

 

La fiesta empezó mal, pero finalmente pasado el trago amargo, llegó el momento del brindis: la presentación de sus nuevos productos, el iPhone 6 y el iPhone 6 Plus, primeramente, y el nuevo Apple Watch, esperado ya desde hace algún tiempo.

 

Como en toda fiesta, no falta quien cuestione el vestido de la novia, y entre esas voces críticas, tampoco aquel o aquella que apunta que el vestido es exactamente igual o muy parecido al de otra novia. Es el caso del iPhone 6, de morfología muy similar a la del Samsung Galaxy S5. Para algunos, el nuevo diseño, de pantalla más grande, delgado y de regreso a las formas curvas, es un triunfo de Samsung, y algo tienen de razón (todavía recuerdo cuando alguien me hablaba del iPhone 4 y su diseño, pues ya no parecía iPod y ahora sí parecía un teléfono por tomar formas cuadradas). Nunca en la historia de Apple, de manera más recalcada en los últimos productos, se había seguido la tendencia impuesta por alguien más. Pero el problema real no es ese, sino que la innovación de las nuevas versiones prácticamente radicó en eso: tamaño, grosor, mejor definición de pantalla, mejor cámara y procesador. Incluso la misma Samsung ha producido ya una serie de comerciales en los que se burla de los lanzamientos de la compañía de la manzana.

 

Con fiesta y “novia” un poco degradadas, llegó la gran novedad de la noche: el Apple Watch, que dicho sea de paso, también fue un número ya visto en otros salones de eventos, uno de ellos, para colmo, también de Samsung. Un producto que generó sensaciones encontradas, a favor y en contra, y por el que la verdad es difícil hacer un pronóstico sobre su eventual éxito o fracaso de ventas.

 

A decir verdad, creo que la fiesta no fue tan desabrida como pareciera. En mi opinión, Apple todavía organiza eventos que llaman mucho la atención. Pero cada vez es más claro que ya no es el único. En este espacio lo hemos venido comentando consistentemente y en cada evento de la empresa, se confirma: el halo de innovación vertiginosa de la compañía durante algunos años, ha venido desacelerándose paulatinamente.

 

Una de las noticias realmente tristes del evento de inicios de esta semana, fue la confirmación oficial de la desaparición del iPod Classic, un ícono para los amantes de la música que transformó por completo a esa industria, y de paso abrió camino para generar el movimiento de marca en el que hoy se ha convertido Apple a nivel mundial. Es también el más antiguo ancestro del árbol genealógico de los productos con que la empresa de la manzana hoy triunfa a nivel mundial. Yo honestamente, sí voy a extrañar al iPod.

 

 

Apple todavía organiza eventos que llaman mucho la atención. Pero cada vez es más claro que ya no es el único. En este espacio lo hemos venido comentando consistentemente: el halo de innovación vertiginosa de la compañía durante algunos años, ha venido desacelerándose paulatinamente