A un año de que el cerro en que se erigía la comunidad de La Pintada se desgajara, sus habitantes cambiaron la celebración de la noche mexicana por una misa en tributo a los 71 muertos de la comunidad en la sierra de Guerrero.
En la comunidad enclavada en el municipio de Atoyac de Álvarez, sus habitantes llevaron a la iglesia cruces de granito, que representan a cada uno de los fallecidos, producto del deslave que dejaron los huracanes Ingrid y Manuel en la entidad, el 15 de septiembre de 2013.
Este lunes llovió intensamente por lo que la comunidad resintió más aún la ausencia de sus seres queridos. La naturaleza, comentan, no tiene palabra y en cualquier momento desata su furia; aunque esta vez no ocurrió ninguna desgracia.
A un año de la tragedia, los habitantes aseguran se sienten seguros al ver que han pasado más tormentas y la nuevas obras han resistido. La malla que colocada al cerro se cubre con la reforestación, por lo que los conductos escurren el agua de manera normal y el colector ha desfogado al río como está previsto.
Agregó que hasta el momento se han construido 137 de las 190 viviendas programadas y invirtieron mil 200 millones de pesos.
Eleazar Núñez Velazco, ama de casa, explica que todos los días se levanta, abre la ventana y ve el cerro. “Es imponente, …las heridas no cicatrizan pero entendí que trabajar en equipo nos sacó adelante”.
El arzobispo de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, en su homilía, rompió la solemnidad y aseguró a la comunidad que este debe ser un día de fiesta porque “en ustedes renació el amor, la fe, la solidaridad y con ello se renueva la vida, la sociedad”.
Al aniversario de conmemoración de La Pintada, asistió la Brigada Internacional de Rescate Tlatelolco Azteca A.C, mejor conocida como los Topos Aztecas, que durante dos meses trabajó para rescatar los cuerpos de las víctimas. NS