trivento

 

MENDOZA, Argentina. “Estamos en un lugar donde sale muy caro equivocarse”, dice Germán Di Césare, enólogo de la bodega Trivento, una de las bodegas mendocinas con mayor presencia internacional, productora de diversas gamas de vinos acorde con las tendencias y perfiles del mercado contemporáneo, sin perder de vista en cada una de sus líneas las cualidades del terruño y la tipicidad que han dado un carácter protagónico a la zona de donde emerge casi 70% de la producción vinícola argentina.

 

Perteneciente al grupo chileno Concha y Toro, Trivento representa casi 10% del vino argentino exportado, en volumen, y en 2013 ocupó el tercer lugar en la lista de vinos argentinos que superaron el millón de dólares en exportaciones, con 16.2 millones; sólo abajo de Catena, 19.5 millones; y Alamos, con 31. 8 millones.

 

Sin embargo estar subido en el convoy de la mercadotecnia y el éxito comercial tiene sus exigencias: tiempos, procesos y la sincronía con una tierra donde la bonanza ha significado precisamente convertir el desierto en un vergel. El agua de riego tiene una exigente regulación y las características acequias de la ciudad son signo denotativo de un ciclo cumplido, cuando el sonar del agua en la temporada cálida da cuenta del deshielo de los Andes: una renovación que viene a alimentar no solo a una industria, sino ante todo a la vida de una comunidad.

 

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