EDIMBURGO. A unas horas de que inicie el referéndum en Escocia, este 18 de septiembre, sobre su separación del Reino Unido, comunidades y familias están divididas entre votar a favor o en contra de la independencia escocesa.
En algunos barrios de esta ciudad se puede apreciar en las ventanas de las casas la leyenda YES (por la independencia escocesa) junto a un enorme NO en letras rojas.
Las calles son un reflejo de las más recientes encuestas de opinión sobre la intención del voto, con 48 por ciento a favor y 52 en contra, sin contar a los indecisos.
De un grupo de cuatro amigas caminando por las calles de Edimburgo, dos se pronunciaron en favor y dos en contra. Quienes votan en favor de la independencia no temen expresar sus opiniones.
“Escocia es una nación rica… Ya estamos hartos de los políticos de Westminster”, señaló a Notimex una joven estudiante. Otra comentó que votará “sí” porque “mi corazón así me lo dice, aunque mi cabeza dice no”.
En contra de la independencia y en favor de la Unión, el taxista que nos condujo del aeropuerto a la ciudad, nacido y criado en Edimburgo, nos dijo que una eventual independencia sería una ruina.
“Voy a votar no, mi familia va a votar no, mucha gente en mi taxi me ha dicho que votará no. Sería la ruina financiera” si ganan los independentistas, aseguró el conductor mayor de 60 años de edad.
Esta opinión es un reflejo de las encuestas de opinión que ubican a los mayores de 55 años en contra de la independencia con 24 puntos de diferencia en relación con los que votarán “sí”.
En nuestro recorrido por la ciudad descubrimos las oficinas de Clydesdale Bank, banco escocés fundado en Glasgow en 1838. Es una de las instituciones financieras que amenaza con abandonar Escocia si se independiza del Reino Unido.
En la contraesquina de Clydesdale se ubica Standard Life, institución de seguros que piensa “transferir parte del negocio a Inglaterra si fuera necesario”.
Pero lo que más teme la gente de Escocia que votará en contra de la independencia es despertar al día siguiente con la incertidumbre económica de la moneda.
El secretario de Hacienda del Reino Unido, George Osborne, ha repetido en repetidas ocasiones que “no compartirá la moneda” con Escocia, mientras que el gobernador del Banco Central, Mark Carney confirmó hace una semana que una unión monetaria sería “incompatible con la soberanía” escocesa.
“La moneda, definitivamente la moneda es lo que más me preocupa”, nos dijo uno de los electores escoceses mayor de 55 años de edad.
Otro más, criticó al popular dirigente del Partido Nacional Escocés, SNP, y líder de la campaña independentista YES, Alex Salmond de hacer promesas que no podrá cumplir.
“No somos una nación rica, el petróleo se nos va a acabar algún día, y la industria minera y del carbón ha desaparecido”, manifestó preocupado un ciudadano escocés que votará “no” en el referéndum. DM